Hoy recordamos a San Juan Crisóstomo. Antioquía vio nacer el año 349 a
este Obispo y Doctor de la Iglesia. Su esmerada educación, le ayuda a
profundizar en la Fe, descubriendo pronto su camino por las sendas de la
vida monástica. Ordenado Sacerdote, se extendió pronto su fama de gran
predicador. No en vano le llamaron Crisóstomo, término griego que
significa “boca de oro”.
El año 397 la Providencia Divina se fijó en él para que fuese
Patriarca de Constantinopla. Su celo apostólico le llevó a cuidar de
forma especial la vida espiritual de los fieles. Tuvo un comportamiento
ejemplar, siendo un verdadero testigo de la Fe. Así experimentó lo que
dice el Evangelio sobre ser signo de contradicción, sufriendo el
destierro dos veces. Muere el año 407. Durante su vida fue un hombre de
gran experiencia espiritual, lo que le llevaba a sentirse también más
servidor de los pobres y necesitados, reconociendo que lo que hiciese
con ellos, se lo hacía al propio Señor.
Iconografía: Se le representa con un libro en la mano sibolizando sus escritos.
Otros Santos: Eulogio, Amado e Israel.
Escrito por Jesús Luis Sacristán
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