Tras el rechazo del Senado argentino al proyecto de ley para
liberalizar el aborto en el país, la comisión ejecutiva de la
conferencia episcopal argentina ha emitido un comunicado de gratitud a todos los que han hecho posible esa victoria provida.
“Queremos agradecer a tantos hombres y mujeres, a los Senadores y organismos e instituciones que se han pronunciado en defensa de la vida", afirman los obispos: "Agradecemos especialmente el testimonio de los pobres, que siempre nos enseñan a recibir la vida como viene y a saber cuidarla porque es un don de Dios”.
En ese sentido, uno de los focos más potentes de rechazo social al aborto ha venido de las comunidades católicas pobres de las villas. Es el caso del discurso del cura villero Pepe di Paola en el Congreso durante la tramitación de la ley,
señalando el origen de la campaña mundial para doblegar la voluntad del
pueblo argentino: "A muchos de ustedes, señores senadores, les veo
preocupados manifestándose contra el Fondo Monetario Internacional, pero
al mismo tiempo están ustedes inclinándose a aprobar una de sus
mayores exigencias: el aborto, controlar quien nace y quién no en los
países que deben acatar sus normativas".
En su comunidado, los obispos recuerdan que la lucha continúa: "Se
trata ahora de prolongar estos meses de debate y propuestas en la
concreción del compromiso social necesario para estar cercanos a toda vida vulnerable.
Nos encontramos ante grandes desafíos pastorales para anunciar con más
claridad el valor de la vida: la educación sexual responsable, el
acompañamiento a los hogares maternales surgidos especialmente en
nuestros barrios más humildes para acompañar a mujeres embarazadas en
situaciones de vulnerabilidad y la atención a personas que han pasado
por el drama del aborto".
Finalmente, renuevan su "esperanza de que #ValeTodaVida, proclamada
con entusiasmo y convicción el 8 de julio pasado a los pies de Nuestra Señora de Luján: Que nuestra Madre nos ayude y enseñe a respetar la vida, cuidarla, defenderla y servirla".
El documento lleva la firma del presidente de la conferencia episcopal, Óscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro; de los dos vicepresidentes, el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, y Marcelo Daniel Colombo, arzobispo electo de Mendoza; y del secretario general, Carlos Humberto Malfa, obispo de Chascomús.
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