- El arzobispo asiste al encuentro desarrollado en el Seminario Menor, al que acudieron unas cuatrocientas personas
Unas cuatrocientas personas participaron hoy en la asamblea diocesana
de final de curso, una cita que presidió el arzobispo, monseñor Julián
Barrio, y en la que se pasó revista a los principales acontecimientos de
este pasado curso pastoral y se diseñaron las líneas estratégicas del
próximo. “Necesitamos minorías creativas”, dijo el arzobispo en su
mensaje final de asamblea. Monseñor Barrio invitó a todos los asistentes
a “dar a conocer la belleza del Evangelio” y a actuar en “nombre de la
Iglesia diocesana”. El arzobispo animó a los presentes a trabajar bajo
“un nuevo estilo pastoral”, en el que “no vais a estar solos”. La
asamblea diocesana se congregó en el Seminario Menor de Belvís.
Procedentes de numerosas parroquias, organizaciones eclesiales y
movimientos apostólicos, los participantes se reunieron en grupos de
veinte en veinte equipos de trabajo para compartir las actuaciones más
importantes llevadas a cabo a lo largo de este curso y proponer, además,
nuevas vías de actuación para el curso venidero.
La oración y un saludo del arzobispo dieron inicio a los trabajos que
este sábado congregaron en el Seminario Menor de Belvís a unos
cuatrocientos participantes, en la clausura del curso pastoral. La
asamblea final de las actividades llevadas a cabo por las parroquias y
por la Escuela Diocesana de Agentes de Pastoral (EDAP) fue, al igual que
otros años, la reunión del arzobispo con todos los que participan de
una u otra manera en el conjunto de actuaciones de la Archidiócesis
compostelana.
Tras el inicio, hubo una presentación del responsable de Enseñanza y
Catequesis, Luis Otero Outes, canónigo de la catedral, en la que habló
de las actitudes evangelizadoras de Jesús, como modelo para la puesta en
práctica de la pastoral diocesana.
Tras esta intervención, tomó la palabra el obispo auxiliar,
responsable general de la pastoral diocesana, monseñor Jesús Fernández,
quien se refirió a las líneas maestras de la programación diocesana para
el curso 2018-2019. Entre los objetivos están el cuidado de las
celebraciones litúrgicas, con la celebración digna de los sacramentos;
la valoración justa de las raíces cristianas, con la renovación de las
manifestaciones de piedad popular; activar el espíritu de oración,
abriendo espacios orantes en las comunidades; y el promover la comunión y
corresponsabilidad en la Iglesia diocesana, dando impulso a las
unidades pastorales, por ejemplo.
En su intervención de clausura, tras el resumen en plenario de lo
tratado en los veinte equipos de trabajo, monseñor Barrio mostró su
satisfacción por la vivencia del reciente Sínodo, “que ya se ve que ha
tenido su razón de ser” y agradeció la asistencia a esta cita. El
arzobispo también se refirió a la labor desarrollada por la Escuela
Diocesana de Agentes de Pastoral y aseguró preferir “una diócesis de
discípulos a una de catedráticos”, en referencia a la importancia de la
formación impartida por la EDAP.
Archicompostela