El misionero claretiano Aquilino Bocos, que será creado cardenal en
Roma el próximo 28 de junio, no era obispo hasta ayer. Según explica Religion Confidencial,
el Derecho Canónico establece que antes del Consistorio del 28 de
junio, aquellos que no sean obispos deben recibir la consagración
episcopal. Por lo que la parroquia de San Antonio María Claret de Madrid
acogió ayer una solemne ceremonia concelebrada por los cardenales
Fernando Sebastián, Carlos Osoro, Ricardo Blázquez, los obispos Ginés
García Beltrán y Luis Ángel de las Heras, el Nuncio Apostólico Renzo
Fratini y el secretario de la Conferencia Episcopal, José María Gil
Tamayo.
Numerosos claretianos de toda España incluso de países como Nigeria,
junto con consagrados pertenecientes a la Conferencia Española de
Religiosos, familiares y amigos se dieron cita en esta eucaristía.
Singular experiencia eclesial
Tras leer el mandato apostólico que le designa como obispo, el
cardenal Fernando Sebastián tomo la palabra: “Querido Aquilino. Estamos
viviendo una singular experiencia eclesial. Somos la Iglesia del Señor.
Está contigo el pueblo de Dios que reza y da gracias por ti. Muchos
piensan que la iglesia se extingue o languidece, pero hoy vemos aquí que
la Iglesia está llena de pujanza y tiene el ardor de Jesús y la fuerza
del Espíritu Santo que es el corazón de Dios”.
En esta homilía que tiene lugar antes de celebrarse la promesa de Aquilino Bocos, el cardenal Sebastián añadió: “En
este mundo tan cerrado a la transcendencia, en el nombre de Jesús
tenemos que guiar a nuestros hermanos hasta el reconocimiento y comunión
con Dios para que entren en el gozo del paraíso donde el hombre convive
con Dios”.
Sebastián añadió que no importa que este ministerio le llegue a Bocos
entrado en años (80 años) y que no se le encomiende una diócesis
concreta porque “podrás servir a todas las diócesis de España. Vivimos
tiempos en nuestro país de una nueva evangelización y necesitamos una
radical evangelización en muestra vida y creatividad apostólica”.
Prolongados aplausos
Tras esta homilía, llegó la parte de la promesa del elegido, en el que se
le pregunta al candidato si quiere consagrarse hasta la muerte al
ministerio episcopal, conservar el depósito de la fe, edificar la
Iglesia, obedecer fielmente al sucesor de Pedro y cuidar al pueblo santo.
“Si quiero”, respondió a todas ellas Aquilino Bocos. Después la letanía
de los santos se celebró la imposición de manos en la que el nuevo
obispo recibió el anillo, la mitra y el báculo.
“Soy consciente del don que se me ha dado”
Finalizada la eucaristía, el nuncio apostólico, Renzo Fratini dedicó
unas breves palabras de felicitación a toda la familia claretiana que
“está en todas las partes del mundo”. Y, por último, las palabras
esperadas del nuevo arzobispo Aquilino Bocos: “Soy consciente del don
que se me ha dado”. Agradeció al Papa Francisco este gesto que pone en
valor la importancia de la vida religiosa y manifestó su voluntad de
ponerse a su “disposición para contribuir a la nueva evangelización y
colaborar con la reforma de la Iglesia en la que Cristo esté en el
centro”.
El nuevo prelado admitió sentirse conmovido y afectado por este nuevo
ministerio y recordó que el lema de su escudo cardenalicio: “Para que
tengan vida”. “Con gusto me gastaré por vosotros. Soy consagrado por
vocación y convicción. Solo Dios me sostiene y María es mi esperanza, en
su corazón siempre he encontrado consuelo”.
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