Después de rezar a la Madre de Dios en este undécimo domingo del tiempo ordinario, el Santo Padre expresó su preocupación por “el destino dramático de las poblaciones del Yemen, ya extenuadas por años de conflicto” e hizo un llamamiento a la “comunidad internacional para que no ahorre ningún esfuerzo para llevar con urgencia a la mesa de las negociaciones las partes en causa y evitar un empeoramiento de la ya trágica situación humanitaria”. “Recemos a la Virgen por Yemen”, pidió el Papa a los presentes, comenzando un Ave María

Lograr un Pacto Mundial para una migración segura
Francisco recordó asimismo la celebración, el próximo miércoles, de la Jornada Mundial del Refugiado. Jornada que –afirmó el Papa– ha sido promovida por las Naciones Unidas “para llamar la atención sobre lo que viven, a menudo con grandes ansiedades y sufrimientos, nuestros hermanos obligados a huir de su tierra a causa de conflictos y persecuciones”.

El Papa evidenció que este año, la Jornada “cae en el medio de las consultas entre los Gobiernos para la adopción de un Pacto Mundial sobre los Refugiados, que se quiere adoptar dentro del año, para una migración segura, ordenada y regular”. Y en este sentido, el Obispo de Roma expresó el deseo de que “los Estados involucrados en estos procesos alcancen un acuerdo para asegurar, con responsabilidad y humanidad, la asistencia y la protección a quien está forzado a dejar su propio país”.

Cercanía a los refugiados, integración en la sociedad
“También cada uno de nosotros está llamado a estar cerca de los refugiados -puntualizó el Santo Padre-, a encontrar con ellos momentos de encuentro, a poner en valor su contribución para que también ellos puedan integrarse mejor en las comunidades que los reciben. En este encuentro y en este recíproco respeto y apoyo está la solución de tantos problemas”.
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