San Tobías
Su historia habla sobre la profunda belleza del matrimonio
Uno de los libros más agradables de la Sagrada Escritura es el de Tobías. Este santo fue siempre un exacto cumplidor de sus deberes religiosos.
Su historia habla sobre la profunda belleza del matrimonio
Uno de los libros más agradables de la Sagrada Escritura es el de Tobías. Este santo fue siempre un exacto cumplidor de sus deberes religiosos.
Siendo todavía muy joven, cuando sus familiares se apartaron de la
verdadera religión y empezaron a adorar al becerro de oro, él en cambio
nunca quiso adorar ese ídolo y era el único que en su familia iba en las
grandes fiestas a Jerusalén a adorar al verdadero Dios.
Se casó con una mujer de su propia religión, llamada Ana, y tuvo un hijo al cual le puso también el nombre de Tobías.
Cuando el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Nínive, Tobías tuvo
que ir también allá en destierro, pero allá le concedió Dios la simpatía
de los gobernantes y llegó a ocupar un alto puesto en la administración
del gobierno.
Sin embargo, un nuevo rey ordenó la matanza de todos los israelitas;
incluso prohibió su sepultura a fin de que fueran los cuervos quienes
comiesen sus cuerpos. Pero Tobías, que era muy piadoso y muy caritativo,
se dedicó de noche a sepultar los cadáveres de sus paisanos.
Tobías fue preso de muchos sacrificios y desdichas; pero su entrega
generosa y caritativa hacia los más necesitados, así como su constante
oración fueron suficientes para que el Señor aplacara todos sus males, y
Tobías y toda su familia pronto gozasen de mucha paz y felicidad.
Esta sublime historia nos presenta el modelo de la familia cristiana,
de la felicidad del hogar, que se encuentra en Dios, y los privilegios
que Él concede a los que confían en su paternal misericordia.
Ninguna pareja de jóvenes cristianos debería llegar al matrimonio sin
haber leído éste libro y meditado el secreto de la dicha envidiable que
esta santa familia ofrece a la imitación de los que quieren vivir su
fe.
El fin del libro de Tobías es mostrar los caminos de la Divina Providencia que pone a prueba nuestra fe (I Pedro 1,7), más al fin todo lo convierte en consuelo y nuevos favores.
Tobías se encuentra cautivo en Nínive, unos 700 años antes de
Jesucristo. Brillan en él extraordinariamente las virtudes de la
religión, la fe en las divinas promesas, la firme esperanza en Dios, que
le da alegría y fortaleza en las pruebas, y la más tierna caridad para
con el prójimo.
Tobías, el joven, es un modelo de hijo, lo mismo que su esposa, la
joven Sara en quien se cumplen las palabras de Prov. 19,14: “casa y
riqueza se heredan de los padres; mas la mujer prudente la da solo el
Señor”.
En cuanto a la cuestión de la composición, los dos Tobías mismos
parecen ser los autores de este libro, ya que en los tres primeros
capítulos de los textos griegos y ciríacos, Tobías habla en primera
persona.
Esta opinión se funda también en la versión griega, que dice en
12,20: “ escribir en un libro todo lo acaecido”. Sin embargo, muchos
expositores creen que el libro, tal como hoy se presenta, fue redactado
en el tiempo en que el hebreo había dejado de ser lengua del pueblo.
En la Iglesia católica se cita el libro de Tobías entre los Libros Sagrados desde la era apostólica.
Himno
Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del Pastor Santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.
unidos a la voz del Pastor Santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén
Artículo publicado originalmente por evangeliodeldia.org
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