
Entre los nuevos mártires, aunque casi todos estén vinculados a la
Basílica de la Milagrosa, en Madrid, veinte residían en dicha parroquia
en el momento de su arresto y martirio. Catorce Sacerdotes y Hermanos
Paúles pertenecían a la Comunidad de la Casa provincial (C/ García de
Paredes, 45) y seis laicos, Caballeros de la Milagrosa en la Basílica,
fueron asesinados por su pertenencia a este grupo mariano y por su
valiente testimonio de la fe. Así pues, la santidad y el martirio han
estado muy presentes en la historia y la vida de esta Basílica.
Todos ellos murieron por fidelidad a Jesucristo, dando testimonio de
su fe y del carisma vicenciano, perdonando a sus verdugos, fortalecidos
por la Eucaristía y por su devoción a la Virgen Inmaculada de la Medalla
Milagrosa. En 1656 San Vicente decía a sus misioneros: “¡Quiera Dios,
mis queridos padres y hermanos, que todos los que vengan a entrar en la
compañía acudan con el pensamiento del martirio, con el deseo de sufrir
en ella el martirio y de consagrarse por entero al servicio de Dios,
tanto en los países lejanos como aquí,…” Que la fidelidad y entrega de
la vida de nuestros mártires sea semilla de vida cristiana, y de nuevas
vocaciones de servicio a la evangelización y la caridad en la familia
espiritual de San Vicente de Paúl. La ceremonia de beatificación tendrá
lugar en el Palalcio Vistalegre, en el madrileño barrio de Carabanchel.
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