El papa Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Comisión
Antimafia del Parlamento italiano este jueves 21 de septiembre de 2017
en el Vaticano.
El Sucesor de Pedro les animó a no sólo reprimir a las mafias, sino también construir una “nueva conciencia civil”.
Para el Papa, no es posible realizar una lucha seria contra la mafia sin develar el “gran problema” de la corrupción.
Esto, lamentó, es “una raíz venenosa que altera la competencia sana y aleja las inversiones”.
“En el fondo, – continuó- la corrupción es un habitus construido sobre la idolatría del dinero y la mercantilización de la dignidad humana”.
Luchar contra las mafias no significa solamente reprimir, insistió
Francisco. También significa “sanear, transformar, construir, y esto
comporta un compromiso en dos niveles”.
“El primero es el político, a través de una mayor
justicia social, porque para las mafias es fácil proponerse como
sistema alternativo en un territorio donde faltan los derechos y las
oportunidades: el trabajo, la vivienda, la educación y la asistencia
sanitaria”.
El segundo nivel de compromiso es el económico, “a través de la corrección o supresión de aquellos mecanismos que generan en todas partes la desigualdad y la pobreza”.
Francisco volvió a subrayar el problema “enorme” de una “finanza que soberanea sobre las reglas democráticas
a través de la cual las organizaciones criminales invierten y
multiplican los ya ingentes beneficios obtenidos con sus tráficos”
Una finanza que sirve como vehículo para multiplicar la ganancia
producto de: “drogas, armas, trata de personas, eliminación de residuos
tóxicos, condicionamiento de las contratas para las grandes obras,
juego de azar, racket”.
En este contexto, el pontífice instó a educar a los ciudadanos al “cuidado y responsabilidad de los demás y del bien común.”
El Papa también pidió ayudar y respetar a los testigos de la justicia
que están expuestos a riesgos graves por la denuncia de la violencia.
En especial dirigió un pensamiento a las mujeres esposas de mafiosos o
pertenecientes a estas familias que desean salir de esa vida y
encuentran obstáculos incluso por parte del Estado.
“Se debe encontrar una manera que permite a una persona limpia, pero
que pertenece a familias o contextos de la mafia, salir de ellos sin ser
objeto de venganzas y represalias”.
“Muchas son las mujeres, especialmente las madres, que tratan de
hacerlo, rechazando la lógica criminal y con el deseo de asegurar a sus
hijos un futuro mejor”.
Francisco recordó a los magistrados y servidores de la ley asesinados
por las mafias italianas. Se refirió a tres magistrados: “el siervo de
Dios Rosario Livatino, asesinado el 21 de septiembre de 1990; Giovanni
Falcone y Paolo Borsellino, asesinados hace 25 años junto con sus
escoltas”.
Aleteia