El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo
de Valladolid, cardenal Ricardo Blázquez Pérez, representará a la CEE en
el viaje del papa Francisco a Fátima, que tendrá lugar el próximo día
13 de mayo, con motivo del Centenario de las apariciones de la Virgen
María en Fátima. En este viaje tendrá lugar la ceremonia de canonización
de los pastores Jacinta y Francisco, testigos de aquellas apariciones.
También acudirá a estas celebraciones el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro Sierra, miembro del Comité Ejecutivo.
Asimismo se espera que otros obispos y miles de peregrinos españoles
–y gallegos de nuestra Archidiócesis de Santiago de Compostela- acudan a
esta celebración en Fátima, que lleva por lema “Con María, peregrino en
la esperanza y la Paz”.
El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española ha hecho público un Mensaje con motivo del Centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima.
El texto se aprobó en la última reunión del Ejecutivo, el jueves 20 de
abril, y lleva por título “Junto al Papa Francisco, peregrinos de
esperanza y de paz”. Con motivo de este Centenario, el papa Francisco, viajará al Santuario de Nuestra Señora de Fátima del 12 al 13 de mayo.
Peregrinación diocesana a Fátima en julio
En nuestra Archidiócesis se ha organizado una peregrinación diocesana
a Fátima para el próximo mes de julio. El arzobispo de Santiago de
Compostela, monseñor Julián Barrio, ha dispuesto la organización de una
peregrinación diocesana a Fátima, en la línea de las que en torno al Año
Santo se organizan a Roma y a Tierra Santa. La peregrinación al
santuario mariano coincide con el centenario de las apariciones de la
Virgen en Fátima. En una carta dirigida a la Iglesia local de Compostela
el delegado para esta peregrinación diocesana, Santiago Romero Trabado,
recuerda que “la vinculación y la devoción de muchos de nuestros
diocesanos a esta advocación mariana es realmente significativa, por lo
que no podemos pasar por alto este momento histórico”. La peregrinación
se realizará los próximos días 3 al 5 de julio de 2017.
La carta del delegado para esta peregrinación diocesana dice así:
Estimado hermano:
Nos dirigimos a usted para hacerle partícipe de un deseo que finalmente se ha materializado en una propuesta concreta.
Como bien sabrá, este año 2017 celebramos el centenario de las
apariciones de la Virgen María en Fátima. Con este motivo, no son pocos
los que a lo largo del presente curso han organizado alguna
peregrinación hasta este santuario. La vinculación y la devoción de
muchos de nuestros diocesanos a esta advocación mariana es realmente
significativa, por lo que no podemos pasar por alto este momento
histórico.
Es por ello que el Sr. Arzobispo ha dispuesto la organización de
una Peregrinación Diocesana a Fátima, en la línea de las que, en torno
al Año Santo, se organizan a Roma y Tierra Santa.
Quisiéramos contar con su apoyo y colaboración, animando a
aquellas personas que tiene encomendadas y participando también usted,
en la medida de sus posibilidades.
Con el deseo de favorecer esta participación, habida cuenta de
que el propio Santuario de Fátima recibe este año un gran número de
peregrinos, y sabiendo que una fecha nunca es perfecta para todos, se ha
propuesto la organización de dicha peregrinación para los días 3 al 5
de julio de 2017. Julio es un mes en el que muchos ya están de
vacaciones, la preparación intensiva de las comuniones ya ha finalizado
también en muchos lugares, y las celebraciones de la Virgen del Carmen
(también tan presentes en nuestra diócesis) todavía no han comenzado.
Por otra parte, el hecho de celebrarse en días de semana (lunes al
miércoles), puede favorecer también su participación sin causar
demasiado trastorno a sus quehaceres pastorales.
Somos conscientes de que a estas alturas, como hemos
indicado, posiblemente ya haya organizado usted directamente alguna
peregrinación propia con los suyos. Si aún estamos a tiempo, le invito a
sumarse a la Peregrinación Diocesana; en caso de que ya sea tarde para
ello, le rogaríamos diese también difusión a esta otra (quizás algunos
que no puedan participar en una puedan participar en la otra).
Creemos, sinceramente, que puede resultar una experiencia muy
hermosa y de afianzamiento de la comunión diocesana tras el Sínodo que
acabamos de vivir. No deje pasar por alto esta oportunidad y participe
con cuantos más mejor pero, si no logra reunir a otros, tan siquiera
anímese usted a participar; serán unos días de descanso en el Señor, de
la mano de su Madre.
En breve iremos concretando más detalles, tales como el precio
(estamos ajustándolo lo máximo posible) o los horarios. Pero sí nos urge
ir teniendo una primera cantidad aproximativa de la gente que
participará pues, aunque los espacios del Santuario ya están reservados
para nosotros, nos urge saber cuántas plazas hoteleras vamos a ocupar.
Ahora mismo, tenemos varios cientos reservadas, pero debemos concretar
los primeros días de mayo. De ser mucha gente, tendrán preferencia
aquellos que se anoten primero, por lo que les invitamos a no demorarse
en sus sondeos.
Para cualquier información, aclaración y primeras gestiones, no
duden en contactar conmigo en el siguiente correo:
santiromero@smasuncion.es
Reciba un cordial saludo. Suyo en Cristo,
Santiago Romero Trabazo,
Delegado para la Peregrinación Diocesana a Fátima.
Mensaje del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española
La Conferencia Episcopal Española ha hecho público el siguiente comunicado con motivo de la visita del papa Francisco a Fátima:
1.- Con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen María
en Cova da Iría (Portugal) el Papa Francisco irá como peregrino al
Santuario de Nuestra Señora de Fátima del 12 al 13 de mayo de 2017.
Los obispos españoles queremos unirnos a esta peregrinación del
Sucesor de Pedro interpretando así el sentir común de nuestro pueblo que
tiene en la advocación y acontecimiento mariano de Fátima una de las
devociones más arraigadas y populares. Junto con el Papa Francisco
deseamos hacer realidad lo que reza el lema elegido: «Con María,
peregrino en la esperanza y en la paz».
Como señalaba san Juan Pablo II, “no sólo los individuos o grupos
locales, sino a veces naciones enteras y continentes buscan el encuentro
con la Madre del Señor. Tal vez se podría hablar de una específica
«geografía» de la fe y de la piedad mariana, que abarca todos estos
lugares de especial peregrinación del pueblo de Dios” (Redemptoris Mater, 28).
Fátima es uno de esos lugares destacados, especialmente en la
historia contemporánea de la Iglesia, en los que se hace realidad la
súplica y alabanza a la Madre de Dios preanunciada por ella misma.
Efectivamente, María toma conciencia de lo que Dios ha hecho en ella y
anuncia en el canto del Magníficat su bienaventuranza a lo largo de los
siglos: “Me felicitarán todas las generaciones” (Lc 1,48). Es un hecho
innegable: María aparece en todos los rincones de la geografía católica
con la fuerza del encanto de su maternal intercesión (cf. Marialis Cultus, 56).
Este convencimiento tan constatable en nuestro pueblo nos lleva a
unirnos con alegría a la celebración del centenario de las apariciones
de la Virgen de Fátima. Tres pastorcitos (Lucía, Francisco y Jacinta)
fueron los agraciados con la aparición de la Nuestra Señora. La novedad
de estas apariciones de Fátima y núcleo de su mensaje consiste en la
devoción al Corazón Inmaculado de María como un camino hacia el
encuentro con Dios, concretando en este título su intercesión materna.
Por medio de los sencillos María transmite un mensaje destinado a la
Iglesia y a la humanidad.
Los papas peregrinos
2.- El Santuario de Fátima se ha convertido en estos cien años en un
lugar privilegiado de peregrinaciones y entre los peregrinos destacan
tres papas. Así el 13 de mayo de 1967, a los 50 años de las apariciones
de la Virgen, el beato Pablo VI viajó a Fátima. Allí pronunció unas
proféticas palabras sobre uno de los males que iba a padecer la Iglesia
por “ideologías diseñadas para quitar de la fe todo lo que el
pensamiento moderno no entiende o no acepta”. Pablo VI dijo también
estas palabras: “Venimos de Roma para elevar, en Cova de Iría, nuestra
ardiente súplica por la paz de la Iglesia y del mundo”; intención que
sigue estando plenamente vigente en la actualidad y que hemos de hacer
especialmente nuestra.
La relación de san Juan Pablo II con Nuestra Señora de Fátima fue muy
intensa. Hay un momento especial el 13 de mayo de 1981, cuando –según
cuenta él–, la Virgen le salvó de morir en un atentado perpetrado por
Alí Agca en la Plaza San Pedro. Un año después de este suceso, el 13 de
mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para
“agradecer a la Virgen su intervención en la salvación de mi vida y el
restablecimiento de mi salud”. En 1991 el Santo Padre regresó al
Santuario, donde afirmó que “la Virgen me regaló otros diez años de
vida” y volvió por última vez a Fátima para beatificar a los niños
videntes Francisco y Jacinta el 13 de mayo del Año Jubilar del 2000.
Benedicto XVI, por su parte, acudió como peregrino a Fátima en el año
2010 en el décimo aniversario de la mencionada beatificación. Decía el
papa Ratzinger: “He venido a Fátima para gozar de la presencia de María y
de su protección materna (…). He venido a rezar, con María y con tantos
peregrinos, por nuestra humanidad afligida por tantas miserias y
sufrimientos”. Una vez más, la finalidad gozosa de estar junto a la
Madre llevaba consigo el propósito de orar por los pesares de todos los
hijos, por los sufrimientos de la toda la humanidad.
El papa Francisco, que consagró el mundo a María el 13 octubre de
2013, acudirá ahora a Fátima para celebrar el centenario de las
apariciones y canonizar a los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto.
Sentido de las apariciones
3.- Para entender el sentido de las apariciones marianas que
conmemoramos hay que relacionarlas con las maravillas que Dios ha hecho
por su Pueblo, dado que Dios sigue actuando en la historia. En Cristo
resucitado se cumplieron todas las promesas divinas, pero todavía la
humanidad sigue esperando el retorno definitivo de Cristo y, hasta que
Él venga, vivimos en el tiempo inaugurado por su resurrección, un
período de esperanza, pero a la vez están presentes muchas lacras y
sufrimientos.
Las apariciones se sitúan en el contexto del plan salvador de Dios,
en el que el papel de María resulta esencial por su intercesión materna
en el misterio de Cristo (cf. Lumen Gentium, 62). Las que
conmemoramos de Fátima, en plena I Guerra Mundial, confirman que María,
como buena madre, acude allí donde el corazón de sus hijos padecen todo
tipo de sufrimientos y los horrores de la persecución o la guerra. “No
tienen vino” (Jn 2,3), dice también en nuestro tiempo la Madre ante su
Hijo, intercediendo por una humanidad necesitada.
La conversión a Dios que, junto con la oración, forma parte esencial
del mensaje de Fátima, “trae consigo -como señalábamos los obispos- una
esmerada solicitud por los pobres desde el encuentro con Cristo” (CEE, Iglesia servidora de los pobres, 34).
Impulso evangelizador
4.- La Virgen utiliza un lenguaje sencillo con los videntes, acomodándose a sus formas de hablar. Siguiendo la lógica
de Dios (Cf. 1Co 1, 26-28), esta elección de los pequeños, de los
pobres, de los insignificantes, es una constante que se repite en las
apariciones marianas, sobre todo en las especialmente reconocidas de la
época moderna. Está en total acuerdo con la doctrina evangélica que los
pobres sean los predilectos para entrar en el Reino y que Dios escoge
los lugares olvidados por los poderosos de este mundo. Así se realiza el
dicho evangélico: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se
las has revelado a pequeños” (Mt 11,25).
Qué gran recordatorio éste cuando la Iglesia en este momento de la
historia, en el pontificado del Papa Francisco y en continuidad con sus
últimos predecesores, está llamada a un nueva etapa evangelizadora (cf. Evangelii Gaudium, 15).
La Virgen descubre a unos videntes sencillos y pobres que los grandes
acontecimientos de nuestro mundo están ligados a su fuente y raíz más
profunda, que es el corazón del hombre en su apertura o cerrazón ante
Dios.
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5)
5.- María, durante su vida en la tierra, sólo dirigió a la humanidad
una única palabra: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5), y es muy
significativo que todo el mensaje mariano de las apariciones se reduzca a
esta sencilla afirmación, porque no hay nada nuevo en las embajadas de
Nuestra Señora.
María, en Fátima, llama –como su Hijo– a la conversión, a la
reconciliación, a la renovación de la vida cristiana, a la reforma de
las costumbres, a la oración y al sacrificio por la conversión de los
pecadores o en reparación de los propios pecados. Así lo recordaba el
Papa Francisco al señalar que en las apariciones de Fátima “María nos
invita una vez más a la oración, a la penitencia y a la conversión. Nos
pide que no ofendamos más a Dios. Advierte a toda la humanidad sobre la
necesidad de entregarse a Dios, fuente de amor y de misericordia” (Audiencia, 11-5-2016; cf. también Catecismo de la Iglesia Católica, n. 67).
En comunión eclesial con el Papa Francisco, pastores y fieles somos peregrinos en la esperanza y en la paz.
Exhortamos a los fieles a vivir con verdadero espíritu cristiano y
afán evangelizador este acontecimiento eclesial del centenario de las
apariciones de Fátima y deseamos que se renueve en todos la verdadera
devoción a la Virgen María, que “no consiste ni en un sentimentalismo
estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la
fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de
Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la
imitación de sus virtudes” (Lumen Gentium, 67).
Finalmente, nos consagramos a Nuestra Señora de Fátima con la misma
oración que el Papa Francisco pronunció el 13 de mayo de 2013:
Bienaventurada María, Virgen de Fátima,
con renovada gratitud por tu presencia maternal
unimos nuestra voz a la de todas las generaciones
que te llaman bienaventurada.
Celebramos en ti las grandes obras de Dios,
que nunca se cansa de inclinarse
con misericordia hacia la humanidad,
afligida por el mal y herida por el pecado,
para curarla y salvarla…
Custodia nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza todo deseo de bien;
reaviva y alimenta la fe;
sostén e ilumina la esperanza;
suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad.
Enséñanos tu mismo amor de predilección
por los pequeños y los pobres,
por los excluidos y los que sufren,
por los pecadores y los extraviados de corazón:
congrega a todos bajo tu protección
y entrégalos a todos a tu dilecto Hijo,
el Señor nuestro Jesús. Amén.
Misa en la Catedral el día 13 de mayo
Por otra parte, y tal como ya se informó, el próximo 13 de mayo
la Catedral de Santiago acogerá una celebración solemne, presidida por
el Arzobispo, D. Julián Barrio, para unirse a las celebraciones del papa
Francisco en Fátima. Además, se podrá conseguir la indulgencia
plenaria, concedida por el Papa Francisco para todo el centenario de las
apariciones de la Virgen. En este sentido, se recuerda que, además de
visitar el propio santuario de Fátima, la segunda forma de obtener la
indulgencia es la de “los fieles piadosos que visitan con devoción una
imagen de Nuestra Señora de Fátima, expuesta solemnemente a la
veneración pública en cualquier templo, oratorio o local adecuado, en
los días de los aniversarios de las apariciones, el 13 de cada mes desde
mayo hasta octubre de 2017, y participen allí devotamente en alguna
celebración u oración en honor de la Virgen María”. En este sentido, se
recuerda a todos los fieles que la Catedral de Santiago venera una
imagen de la Virgen de Fátima, en la capilla de San Antonio, junto a la
puerta de la Azabachería, en un retablo barroco de 1729.
En lo que se refiere a los actos del 13 de mayo, comenzarán con
el rezo del Rosario a las 11:30h. A continuación, misa solemne presidida
por el Arzobispo y, al finalizar, procesión con la imagen de la Virgen
de Fátima, desde la Catedral hasta la capilla de las
Ánimas
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