«El sacerdocio es el amor de Cristo que se hace visible en hombres de carne y hueso»
Esta actitud que nos hace eficaces en la llamada a aquellos alejados de la comunidad eclesial, hemos de manifestarla en la aplicación del Sínodo diocesano, que ha sido fruto de experiencias, aspiraciones y críticas orientadoras y constructivas. Esto exige una obediencia iluminada por la fe y acompañada del estudio de las disposiciones, en el espíritu y en la letra. Ante el Sínodo puede haber distintas posturas: la de aquellos que no muestren interés alguno y pasen del trabajo realizado; la de quien tenga curiosidad, lea las disposiciones pero no se sienta implicado. Ninguno de nosotros acepte estar clasificado en estas actitudes. Hay una tercera, la de aquellos que hagan una lectura reflexiva y la conviertan en un programa de vida pastoral. Sólo así seremos expertos en la vida diocesana y podremos hacer el discernimiento oportuno, conscientes de que es el espíritu de comunión y no la dinámica de presión, el que ha de dinamizar nuestra pastoral pues nuestra lucha es contra los dominadores de este mundo de tinieblas. No tengamos miedo a la verdad.
Hoy es también un día significativo para recordar, queridos sacerdotes, que somos hombres de lo sagrado, predicando la Palabra de Dios y administrando los Sacramentos, sin que nuestras debilidades puedan debilitar nuestra admirable energía de luz y de vida divina. No sólo el obispo sino también vosotros en medio del pueblo de Dios sois la presencia objetiva de la autoridad de Cristo. En comunión con el obispo y en conformidad con sus orientaciones se encomienda a vuestro cuidado pastoral una porción de la familia de Dios en la diócesis. “El Señor continúa proponiendo en todo tiempo y lugar su salvación por medio de gestos, acciones y palabras y mediante su misma presencia que es signo, instrumento y mediación de la salvación realizada por Cristo. Esta es la justificación del ministerio presbiteral”. Nunca debemos ponernos en primer plano a nosotros mismos, ni nuestras propias opiniones, sino sólo a Jesucristo». (MONS. JULIÁN BARRIO BARRIO, de la Homilía en la Misa Crismal, Catedral Compostelana, 11-4- 2017)
Boletín de la Delegación para el clero
del Arzobispado de Santiago de Compostela
-Abril 2017-
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