En Quebec, en el dominio de Canadá, el beato Francisco de Montmorency
Laval, obispo, estableció su sede episcopal y desde allí, durante casi
cincuenta años, se dedicó con todas sus fuerzas a confirmar y acrecentar
la Iglesia en aquella vasta región de América del Norte, llegando
incluso hasta el golfo de México.
Vida de Beato Francisco de Montmerency Laval
De la familia Montmerency-Laval, una de las más distinguidas de
Francia, nació Francisco en 1623, en Montigny-sur-Avre. Educado en los
jesuitas de La Flèche, recibió la tonsura, pero a la muerte de su padre,
aún tuvo que ocuparse de los asuntos y negocios de los suyos, como
cabeza de familia.
Ordenado sacerdote en 1647, fue designado archidiácono de Évreux,
donde el obispo era tío suyo. Cuando en 1653 fue nombrado vicario
apostólico de Tonkín, en Indochina, el viaje se hizo imposible, y se
retiró cuatro años al Hermitage, en una escuela de espiritualidad
abierta por Juan de Barnières.
Su vida misionera se inició en 1658, año en que fue designado vicario apostólico de la Nueva Francia y obispo titular de Petra.
Llegó a Quebec al año siguiente, y en treinta años desarrolló
una formidable actividad apostólica, organizando aquella Iglesia
incipiente, luchando contra las tendencias galicanas de los gobernadores
y defendiendo a los indios.
A él se debe el Seminario de Quebec -universidad Laval, desde 1852-, y
la erección de la diócesis en 1674, de la que fue primer obispo. Los
últimos años de su vida los pasó retirado en el Seminario, donde murió
en 1708 a los ochenta y cinco años.
Venerable desde 1960, y beatificado en 1980, "fue en Canadá lo que san Agustín en Bretaña, san Bonifacio en Germania, o Cirilo y Metodio en los pueblos eslavos" (AAS 73,1981, 256).
Artículo publicado originalmente por Santopedia
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