Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, varios días antes de saber que sería cardenal, envió una carta a los diáconos y sacerdotes de la diócesis avisándoles de los cambios que llegarán y pidiendo que se signifiquen los que estén disponibles para llevar adelante cambios.

Por un lado, es una forma de exhortar y animar al clero de la diócesis. Por otra parte, la carta le sirve para recoger sugerencias, nombres e información. En tercer lugar, esta carta concede a los que no quieren cambios la posibilidad de "quedarse al margen"... pero eso potencia también a los clérigos más activos.
Se trata de un anuncio de reformas en una diócesis grande (2,6 millones de habitantes, el 80% bautizados católicos) y muy descristianizada (11% de bodas religiosas; la media en España es del 15%).

El texto de esta carta de 5 páginas no menciona nada relacionado con la situación política en Cataluña, ni alude al debate sobre el independentismo en ningún momento.

Tras un año y 5 meses, consulta a todo el clero
La carta a la que ha tenido acceso ReL y que no se ha hecho pública, tiene fecha 10 de mayo. Empieza citando a San Pablo: "Te recomiendo que procures reavivar el don de Dios que has recibido" (2 Timoteo 1,6). Después expresa su objetivo: "Compartir contigo y cada sacerdote y diácono de la archidiócesis, tras un año y cinco meses de estar con vosotros, algunas reflexiones y proyectos que llevo en el corazón".

El arzobispo empieza reconociendo el trabajo del clero barcelonés: "lleváis muchos años compartiendo las penas y gozos del pueblo", "como Moisés y los grandes pastores de la Iglesia, os habéis identificado con el pueblo".

Después, cita al Papa Francisco que en Evangelii Gaudium 78 previene contra 3 peligros que acechan a los evangelizadores hoy: "Una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor, tres males que se alimentan entre sí".

Objetivo: estimular la evangelización
A continuación, el arzobispo Omella explica: "Muchos de vosotros me habéis pedido, o sé que esperáis, que haga algunos cambios que estimulen la acción evangelizadora y que hagan crecer, con fuerzas renovadas, la ilusión y la esperanza en los corazones de los agentes de pastoral".

El arzobispo explica que los cambios de estructuras no bastarán, que se necesita "dejarnos seducir más profundamente por Cristo" y exhorta a la paciencia: "son tiempos de sembrar con ilusión y esperanza; otros serán los que recojan los frutos".

Sobre los cambios, adelanta que "en primer lugar serán los cargos de vicarios episcopales, delegados y responsables de secretariados yd e comisiones diocesanas, y los otros nombramientos que se hayan de hacer se harán a finales del próximo curso pastoral. No creo que pueda hacerlos antes. Pero esto no obsta para que antes de final de este curso pastoral haga algunos nombramientos necesarios".

Averiguar con quién se puede contar de verdad
Después pide que se signifiquen los que están dispuestos a asumir cambios y trabajar en nuevas condiciones.

"Quiero dejar bien claro que deseo realizar los cambios contando primero con la disponibilidad real de cada uno. Entiendo que para muchos de vosotros un cambio ahora, después de tantos años de trabajo en una misma parroquia, y con una edad avanzada, puede resultar costoso, y la adaptación serena y gozosa a una nueva realidad ministerial puede que no sea nada fácil. Comprendo también que puedan darse otros motivos de dificultad, como las diversas situaciones familiares, de salud, etc... que afectan a cada uno. Lo entiendo y quiero que sepas que en ningún momento forzaré el cambio. Lo único que pretendo y pido al escribir esta carta es saber con quién puedo contar realmente a la hora de efectuar cambios".

Los clérigos le escribirán con propuestas... y nombres
El formato que el arzobispo plantea para recoger esta información es que los clérigos dispuestos le envíen una carta con una palabra clave en el sobre (para que lleguen directamente a su mesa, sin que los abra nadie más en el obispado) "indicando tu disponibilidad y preferencias personales, así como los cambios pastorales que te parecerían más convenientes".

El arzobispo Omella adjunta dos fichas: "una donde puedes expresar tu disposición a cambiar de parroquia o de servicio pastoral; otra donde puedes indicarme qué personas, a tu parecer, serían las más idóneas para los servicos generales de la archidiócesis: vicarías episcopales, delegaciones, secretariados..."

El arzobispo precisa que es "conveniente" que las respuestas a esta consulta le lleguen "antes del día 15 de junio". E insiste: "estoy abierto a todas las sugerencias que me quieras hacer en relación con este tema o con otros que consideres importantes. [...] No dudes en decirme lo que piensas, lo que llevas en tu corazón".

5 cosas que Juan Pablo II recomienda
A continuación, el arzobispo añade algunas recomendaciones. Por ejemplo, la importancia de cuidar la espiritualidad, citando un mensaje de 2001 de Juan Pablo II para jóvenes, pero aplicable a clérigos, que pide 5 cosas: "la oración personal, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la participación en la Santa Misa, la adoración de la Eucaristía y la frecuente participación en el Sacramento del Perdón". De lo contrario, avisa, hay riesgo de ser "como esos matrimonios que después de muchos años juntos no tienen nada que decirse y solo les queda soportarse mutuamente".

El arzobispo les anima a particpar en un retiro espiritual en Tiana del 8 al 12 de enero con el jesuita Germán Arana Beorlegui, director del Colegio Mayor de Comillas en Madrid. "No nos dejemos robar el entusiasmo y la alegría evangelizadora", exhorta, citando Evangelii Gaudium.

E insiste: "Te animo a vivir con humildad y al mismo tiempo con valentía, sin miedos ni complejos, nuestra misión evangelizadora". Y reconoce que aunque "sembramos mucho pero recogemos poco, muy poco" al final "el Señor no nos llama al éxito, sino a la fidelidad, no nos pide optimismo, sino esperanza, no nos envía a recoger, sino a sembrar".

La pastoral juvenil y vocacional, prioritaria
Después menciona la importancia de la pastoral de jóvenes y la vocacional y recuerda que el próximo Sínodo de obispos tratará de jóvenes, fe y discernimiento vocacional. "No dejemos de promover, en la medida de nuestras posibilidades, una pastoral de juventud seria, en comunión con la archidiócesis, con la pastoral que organiza la Delegación diocesana de pastoral de juventud", escribe, en lo que suena como un espaldarazo al trabajo de mosén Bruno Bérchez al frente de esta delegación, que en los últimos años ha empezado a aplicar métodos de Nueva Evangelización como LifeTeen, Café Teológico o Una Luz en la Noche. 

Otros temas los trata con mucha más brevedad, como la "atención a los pobres" que "ha de estar también en el centro de nuestra vida", recordando que "sin el testimonio de la caridad" el anuncio del Evangelio puede quedarse "en el mar de las palabras" de nuestra sociedad de la comunicación.

"Huyan del carrerismo..."
Y para terminar la carta, de forma muy elocuente, recurre a una exhortación común del Papa Francisco: "Por favor, lo digo como hermano, como padre, como amigo, por favor, huyan del carrerismo eclesiástico, es una peste, huyan de esto".

Apenas once días después, Omella ha sido designado cardenal por el Papa Francisco, lo que reforzará su autoridad para dirigir las reformas de la diócesis. Supo que era así este domingo al mediodía mientras inauguraba la capilla de los locales de Cáritas de la parroquia de Virgen de los Desamparados de L'Hospitalet: le telefoneó desde Roma el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, y le dijo que le estaban nombrando cardenal. "Ya está bien de broma, ¿no?, que siempre estás de broma conmigo", dijo Omella. Hasta que tuvo que aceptar que era verdad.
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