La Congregación para las Iglesias Orientales ha convocado un año más
la Colecta “pro Terra Sancta”, que se realiza durante el Viernes Santo
en favor de los cristianos de Tierra Santa, una colecta que también se
realizará en todos los templos de la Archidiócesis de Santiago de
Compostela ese Viernes Santo, día 14 de abril.
Según un comunicado difundido por la Santa Sede, durante el pasado
ejercicio 2015-2016, la Congregación recibió 5.275. 601 dólares y 1.
833.339 euros procedentes de la Colecta.
Normalmente, la Custodia de Tierra Santa recibe la mayor parte de lo
recaudado. La parte que va a la Congregación para las Iglesias
Orientales, sirve para la formación de candidatos al sacerdocio, al
sostenimiento del clero, la actividad educativa, la formación cultural y
los subsidios a las diversas circunscripciones eclesiásticas en Oriente
Medio. Esta cifra no ha sido suficiente para cubrir los gastos. En
dicho ejercicio se han destinado 3.181.000 dólares a la formación de
seminaristas, sacerdotes y religiosas en Roma; 300.000 euros al
mantenimiento de los Colegios donde se alojan los estudiantes, y 600.000
para el Pontificio Instituto Oriental.
Se han dedicado 850.000 dólares a la Secretaría de Solidaridad, que
coordina la distribución de subsidios a las instituciones educativas
gestionadas por esa institución; 800.000 dólares a la Escuela del
Patriarcado Latino de Jerusalén; y 1.400.000 dólares a la Universidad de
Belén, donde estudian 3.000 jóvenes, la mayor parte de ellos palestinos
musulmanes.
Asimismo, se han distribuido 1.951.500 dólares y 19.100 euros para el
sostenimiento de la Iglesia presente en Jerusalén, Jordania, Irak,
Siria, Líbano, Turquía, Irán, Egipto, Etiopía y Eritrea.
En cuanto a los subsidios extraordinarios y de emergencia, se ha
dedicado una parte importante a ayudar a los cristianos golpeados por la
guerra en Siria y por las atrocidades cometidas por el Estado Islámico y
otros grupos yihadistas en Oriente Medio.
Se han entregado 569.000 dólares en favor de las sacerdotes,
diáconos, religiosos, religiosas y seminaristas de Siria; 71.000 dólares
y 8.854 euros en favor de los refugiados en Irak; 148.000 dólares para
los cristianos de Jerusalén, 11.869 euros para gastos extraordinarios de
diferente tipo y 50.000 dólares para la colaboración cultural.
Parte de la recaudación ha ido destinada a la conservación y
promoción de los Lugares Santos, en concreto a la restauración de la
Basílica de la Natividad en Belén y del Santo Sepulcro en Jerusalén. Con
lo recaudado, también se promocionaron las peregrinaciones a los Santos
Lugares.
El hecho de que en total los gastos hayan superado lo recaudado en la
colecta, pone de relieve la necesidad de lograr una mayor cooperación y
empeño generoso de todos los cristianos del mundo para ayudar a
sostener la Iglesia en Tierra Santa.
Origen de la colecta
La Colecta “pro Terra Sancta” nació de la voluntad de los Pontífices
de establecer fuertes vínculos entre los cristianos del mundo y los
Santos Lugares. La Colecta, que tradicionalmente se realiza en la
jornada del Viernes Santo, es la fuente principal de sostenimiento de la
vida que se desarrolla entorno a los Lugares Santos.
Es también el instrumento que la Iglesia se otorga para situarse
junto a la comunidad eclesial de Oriente Medio. En los últimos tiempos,
el Papa Pablo VI, por medio de la Exhortación Apostólica ‘Nobis in
Animo’, del 25 de marzo de 1974, dio un impulso decisivo en favor de
Tierra Santa.
La Custodia de Tierra Santa, por medio de la Colecta, puede sostener y
llevar adelante la importante misión a la que ha sido llamada:
custodiar los Lugares Santo y ayudar a que persista la presencia
cristiana en Tierra Santa por medio de actividades de solidaridad y el
impulso de estructuras pastorales, educativas, asistenciales, sanitarias
y sociales. Los territorios que se benefician de diferentes formas de
la ayuda proveniente de la Colecta son Jerusalén, Palestina, Israel,
Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía, Eritrea, Turquía, Irán
e Irak.
Los donativos recogidos por las parroquias y los obispos se trasladan
luego a los Comisarios de Tierra Santa, los que la envían a su vez a la
Custodia de Tierra Santa. Tales donativos son usados para el
mantenimiento y sustentación de los Santuarios y los cristianos de
Tierra Santa, las piedras vivas de Tierra Santa.
La Custodia, por medio de la Colecta es capaz de mantener y
llevar a cabo la importante misión a la que está llamada: custodiar los
Lugares Santos, las piedras vivas de la memoria y mantener la presencia
cristiana, las piedras vivas de Tierra Santa, a través de las distintas
obras de solidaridad.
Carta a los obispos
En una carta del Prefecto de la Congregación para las Iglesias
Orientales, cardenal Leonardo Sandri, dirigida al arzobispo de Santiago
de Compostela, monseñor Julián Barrio, se destaca la generosidad de los
cristianos cada año en el Viernes Santo:
“Gracias a la generosidad de toda la Iglesia, que se hace concreta y
se manifiesta también en la Colecta del Viernes Santo, la comunidad
católica de Tierra Santa, tanto la perteneciente a la Diócesis
Patriarcal de Jerusalén, a la Custodia Franciscana y a las otras
circunscripciones, como las orientales (greco melquita, copta, maronita,
siria, caldea y armenia), con las familias religiosas y los organismos
de cada tipo, podrán ayudar de forma concreta a los pobres y a los que
sufren de cada etnia y de cada fe sin distinción”.
“Las parroquias –continúa el cardenal en su carta, remitida a todos
los prelados de la Iglesia– seguirán su servicio pastoral con atención
preferencial por los pobres, las escuelas serán lugares de encuentro
entre cristianos y musulmanes para preparar juntos un futuro de respeto y
de colaboración, los hospitales y los ambulatorios, los hospicios y los
centros de reunión continuarán acogiendo a los que sufren y a los
necesitados, a los prófugos y refugiados, a las personas de toda edad y
religión golpeados por la guerra”.
En la carta se indica, también que “vivir hoy la fe cristiana en
Medio Oriente, lo sabemos, no es nada fácil. No lo es, especialmente, en
Irak, en Siria y en Egipto, donde las comunidades cristianas han
experimentado el ecumenismo de la sangre y donde cada concreto fiel ha
de luchar todos los días contra la tentación de abandonar la propia
tierra, o incluso la propia fe. Tampoco lo es en los demás países de la
región, donde frecuentemente los cristianos se ven sometidos a formas de
opresión y de discriminación que minan día tras días sus condiciones de
vida”·
El cardenal señala, además, que desde estos lugares “el anuncio de la
Pascua se ha extendido por todo el mundo y continúa difundiéndose. En
aquellas regiones, ininterrumpidamente a lo largo de los siglos, también
al coste de grandes sacrificios y del martirio, ha continuado estando
presente una comunidad cristiana con el semblante universal de
Pentecostés”.
El cardenal Sandri asegura, igualmente, que “la pequeña presencia
cristiana en Medio Oriente tiene por ello necesidad de sentir el apoyo y
la cercanía de toda la Iglesia. Un apoyo que se realiza con la
constante oración por ellos. Un apoyo que se realiza también con la
concreta ayuda económica, teniendo presente cuanto ya San Pablo escribía
con ocasión de la primera colecta de Jerusalén: “Cada uno haga según se
ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama
al que da con alegría” (2 Cor 9,7).
“En estos día de preparación para la Santa Pascua”, afirma el
cardenal, “renovamos nuestro empeño por ser artesanos de la paz, rezando
y obrando para que la paz habite en el corazón de toda persona,
especialmente de nuestros hermanos y hermanas de Tierra Santa y del
Medio Oriente”.
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