La bula Misericordiae vultus del Papa Francisco adelantaba en su nº 18 una figura que se pondrá en marcha el próximo 10 de febrero, Miércoles de Ceniza: Los Misioneros de la Misericordia.

Estos serán sacerdotes escogidos por su respectivo obispo, o en el caso de religiosos el Superior Provincial de la Orden a la que pertenezcan, y con una carta de presentación se personarán en Roma el 9 de febrero para participar en una ceremonia de envío y recibir las indicaciones de su misión de boca del mismo Francisco.

Las características que figuran en la bula son las siguientes. Los Misioneros de la Misericordia han de ser:
1. Signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón.

2. Artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo.

3. Se dejarán conducir en su misión por las palabras del Apóstol: «Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos» (Rm 11,32).

4. Predicadores convincentes de la misericordia.

5. Anunciadores de la alegría del perdón.

6. Confesores accesibles, amables, compasivos y atentos especialmente a las difíciles situaciones de las personas particulares.

Uno de estos sacerdotes es Víctor Hernández, avalado por el Arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro.

Víctor desarrolla su trabajo pastoral en el mundo de la salud, en la capellanía del Hospital de Madrid, una labor que se verá afectada durante este año.

El pasado 25 de noviembre quedó cerrado el plazo de presentación de candidatos a ser misioneros de la Misericordia por parte de las diócesis. A falta de datos concretos serán en torno a la docena los sacerdotes que presenta la Iglesia en España para esta tarea. Una característica de este nombramiento es que habrán de estar disponibles para desarrollar su labor tanto en la diócesis en la que estén incardinados y desde la que han sido promovidos para este ministerio, como para aquellas otras diócesis cuyos obispos soliciten sus servicios.

Víctor Hernández, este sacerdote de vocación tardía, vinculado en su juventud a la Adoración Nocturna Española, está vinculado desde hace años a la Pastoral de la Salud y a las peregrinaciones diocesanas con enfermos que organiza la Hospitalidad de Lourdes de Madrid. De hecho hace varios veranos que sus vacaciones consisten en ejercer como confesor en el santuario francés. Desde que D. Carlos le dio su apoyo vive con ilusión su designación como misionero de la misericordia.

– Víctor, ¿cómo ha sido tu designación por parte de D. Carlos Osoro para esa misión? ¿te ofreciste, alguien propuso tu nombre, fue el propio D. Carlos quien te lo ofreció?

Lo primero es aclarar que la designación la hace la Santa Sede, el Papa, con la selección que realiza el pontificio Consejo para la nueva evangelización. Ciertamente el obispo diocesano es el que avala y autoriza la idoneidad del candidato y sin su placet no se recibe este encargo.

Todo surgió cuando un grupo de amigos leíamos y comentábamos la bula de convocación del jubileo. Varios de esos amigos suelen confesarse conmigo, entre ellos algunos seminaristas, ellos comentaron que yo podía responder a las características que menciona la bula en el número 18. En una conversación con D. Carlos surgió el tema y le dije que me parecía una aventura apasionante y él me animo a que me presentase, con su visto bueno.

– ¿Qué sentimientos estás viviendo con esta encomienda?

Los sentimientos son múltiples. Ante todo el de pequeñez, de no sentirme digno y pretender solo ser instrumento de la misericordia y dejarme guiar por el Espíritu Santo. Alegría, más que por el encargo, por el Año Santo en sí, por tener la posibilidad de mostrar el rostro misericordioso de Dios y por poder colaborar en esa misión con el papa Francisco (a veces atacado por esa misericordia, incluso desde dentro de la Iglesia). Responsabilidad por tener que acoger y acompañar a tantos que buscan su perdón. Y mucho más.

– ¿Estáis llamados a ser “cura de Ars del s.XXI”?

Llamados a ser signos del amor de Dios. Se nos proponen varios modelos, el cura de Ars, el padre Pio y San Leopoldo Mandic, los restos de estos dos últimos santos estarán en Roma con ocasión del envío de los misioneros. Ojalá seamos capaces de parecernos un poco a ellos.


– ¿En qué se concretará vuestra labor?

Se concretará en la participación en actos, encuentros y misiones a las que se nos llame. En estar disponibles a los penitentes que se acerquen. Dependerá de lo que la iglesia nos pida en cada momento.

– Al ser pocos sacerdotes los ofertados para esta misión ¿cabe la posibilidad de que haya diócesis que no lleguen a participar de esta propuesta de Francisco?

El Santo Padre quiso que fuéramos signos, por ello no se trataba d que en cada diócesis hubiera un misionero. Estaremos disponibles para todas las diócesis. Toda la Iglesia ha de participar del jubileo, no somos misioneros a nivel diocesano si no universal.

– Vuestra presencia en otras diócesis está condicionada a una petición expresa del obispo titular o ¿podríais ser llamados por un movimiento, una parroquia, un colegio, …?

La disponibilidad es a cualquiera que nos llame, para una confesión comunitaria, para un retiro, para predicar en un encuentro… Pero habrá que concretar cómo atender al mayor número de peticiones, teniendo en cuenta nuestras propias limitaciones.

– Entre vuestras funciones está la de ser predicadores convincentes de la Misericordia. Te ofrezco este púlpito virtual para unas primeras palabras.

Lo único convincente es sentir el Amor de Dios, me gustaría invitar a todos a acercarse al sacramento de la reconciliación para sentir como Dios te ama te pone en pie y te invita a vivir la vida nueva con las obras de la misericordia, eso te hará feliz. Poneos a tiro de la vida nueva.

Non solum sed etiam.

Hace poco me comentaban que frente a la figura de los “misioneros de la misericordia”, para los que no han salido candidatos en todas las diócesis está el hecho de que “todos podemos/debemos/o somos misioneros de la misericordia”.

Hombre sí, en cierto sentido sí, pero desde el papel que Francisco ha querido conferir a estos misioneros ni todos damos el perfil ni todos estamos llamados a ese ministerio.

Y por otro lado esos “genéricos”, pasa como con los medicamentos, que su efecto no es el mismo, o que “el uno por el otro al final la casa sin barrer”.

Por eso he decidido hacerme eco de esta figura, aprovechando que uno de los llamados y escogidos es un viejo amigo, me haré eco de la “vida y milagros” que estos misioneros nos ofrezcan a lo largo de este Año Santo de la Misericordia.
Artículo escrito por Vicente Luis García, cuyo original ha sido publicado en su Blog de Religión Digital
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