”Os animo a proseguir vuestra importante obra a favor de la vida desde la concepción hasta su fin natural, teniendo también en cuenta los sufrimientos con los que tantos hermanas y hermanos nuestros se enfrentan y a los que a veces se ven sometidos”, ha dicho el Papa Francisco recibiendo esta mañana del viernes 6 de noviembre en la Sala Regia a 510 participantes en el Congreso de los Centros de Ayuda a la Vida que tiene lugar en Sacrofano (Italia) del 6 al 8 de noviembre.

”En las dinámicas existenciales todo está relacionado y se debe alimentar la sensibilidad personal y social tanto para acoger una nueva vida como hacia las situaciones de pobreza y explotación que afectan a los más vulnerables y desfavorecidos. Si por una parte no parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean si no se protege a un embrión humano, por otra la propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación”, afirmó, citando su encíclica ”Laudato si’? y añadió que ”efectivamente constatamos con dolor que son tantas las personas probadas por condiciones de vida díficiles que requieren nuestra atención y nuestro compromiso solidario”.

‘Para los discípulos de Cristo, ayudar a la vida humana herida significa ”salir al encuentro de las personas que lo necesitan, ponerse a su lado, hacerse cargo de su fragilidad y su dolor para que puedan recuperarse”. ”¡Cuántas familias son vulnerables debido a la pobreza, la enfermedad, la falta de trabajo y de una vivienda! ¡Cuántos ancianos padecen la carga del sufrimiento y la soledad! ¡Cuántos jóvenes se pierden, amenazados por las adicciones y otros formas de esclavitud y esperan recuperar la confianza en la vida!”- exclamó Francisco, subrayando que estas personas, heridas en cuerpo y espíritu- son ”iconos de aquel hombre del Evangelio que yendo por el camino de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones que lo robaron y lo golpearon. Él experimentó primero la indiferencia de algunos y después la proximidad del buen samaritano”.

En ese camino ”que atraviesa por el desierto de la vida, también en nuestro tiempo hay muchos heridos, a causa de los ladrones de hoy, que los despojan no sólo de sus haberes, sino también de su dignidad. Y ante el dolor y las necesidades de estos hermanos indefensos, algunos miran al otro lado o pasan de largo mientras otros se detienen y responden con generosa dedicación a su grito de ayuda. Vosotros, miembros del Movimiento por la Vida, en cuarenta años habéis tratado de imitar el Buen Samaritano. Frente a las diversas formas de amenazas a la vida humana, os habéis acercado a la fragilidad del prójimo, habéis trabajado para que no se sientan excluidos y rechazados por la sociedad aquellos que viven en condiciones precarias”.

El Papa agradeció nuevamente la labor de los Centros de Ayuda a la Vida, invitándolos a seguir trabajando ”para proteger a las personas más vulnerables, que tienen el derecho a nacer a la vida, así como a cuántos piden una existencia más sana y digna. En particular es necesario actuar en diferentes niveles y con perseverancia, en la promoción y defensa de la familia, el primer recurso de la sociedad , sobre todo en referencia al don de los hijos y la afirmación de la dignidad de la mujer”

”En este sentido -finalizó- me gustaría subrayar que en el curso de vuestra actividad, habéis acogido a todos, independientemente de la religión y la nacionalidad. El número relevante de mujeres, especialmente las inmigrantes, que vienen a sus centros demuestra que cuando se les ofrece un apoyo concreto, la mujer, a pesar de los problemas y limitaciones, es capaz de hacer triunfar en su interior el sentido del amor, de la vida y de la maternidad”.

AgenciaSIC
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