El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, ha presidido este martes la apertura de la causa de canonización de José María Haro Salvador (Cheste, 1904- Valencia, 1965) y le ha definido como “una figura clave para lo que estamos viviendo en el año 2015”.
Asimismo ha destacado que “fue un laico que vivió su fe no clandestinamente sino dando la cara, como magistrado del trabajo y en diferentes cargos públicos que desempeñó en los años 40 y 50 y también llevó a cabo su vida de cristiano laico a través de la Asociación Católica de Propagandistas”.
El purpurado ha destacado también el papel de José María Haro en los orígenes de Cáritas Diocesana de Valencia y ha asegurado que “hoy por hoy, el mejor rostro de la Iglesia es Cáritas porque ciertamente en la entrega misma de la Iglesia está la caridad y él la ejerció de un modo verdaderamente heroico”. Igualmente, ha añadido que “necesitamos el testimonio de personas como José María para que nos de aliento y fortaleza y podamos impulsar en estos momento también la presencia de los católicos en la vida pública como corresponde”.
Además, el Cardenal ha resaltado la importancia para los laicos de hoy de José María Haro “porque estáis en el mundo y donde no podemos llegar los sacerdotes o los obispos podéis y debéis llegar vosotros, como él hizo, porque estáis realmente incrustados en la vida social, del trabajo, de la economía, de la política y estáis llamados a ofrecer el testimonio de la caridad”.
En el acto también ha participado María Luisa Haro, la hija mayor de José María Haro, y Carlos Romero, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (AcdP) entidad que ha promovido la causa que es la primera que se abre a un magistrado valenciano en la historia de la archidiócesis de Valencia.
María Luisa Haro ha asegurado que “nuestro padre vivió la fe, la esperanza y la caridad, sin hacer de ello alarde alguno, vivió en su persona la pobreza sin ostentación, impartió la justicia sin ceder a presiones de ninguna clase y la defendió en todas sus actuaciones y en particular, la justicia social en su ámbito laboral”.
Igualmente, ha afirmado que su padre “estaba convencido de que la caridad no puede sustituir a la justicia sino complementarla y así lo manifestaba en todas sus intervenciones”. De hecho, “vivió en grado sumo la humildad y él iba, como solía decir, soltando lastre para dejar cada día más espacio a Dios en su corazón y como los discípulos de Emaús caminaba con Cristo que era su gran compañía y ayuda en todos sus trabajos”, ha añadido.Por su parte, Carlos Romero ha destacado que “hoy es un día de fiesta para todos y muy especialmente para la Asociación Católica de Propagandistas”. “Todos los que hemos penetrado en la historia personal de José María sentimos una profunda admiración de su figura”, ha asegurado.
Asimismo, ha añadido que “hablamos de un laico como los que estamos aquí, un hombre de Iglesia, un apóstol comprometido con la sociedad de su tiempo, que supo armonizar con naturalidad su brillante actividad profesional con la consistencia de una sólida formación cristiana y todo ello estimulado,sin ninguna duda, por una profunda vida espiritual”.
Durante el acto de apertura de la fase diocesana de la causa de canonización que se ha celebrado en el Palacio de Colomina de Valencia ha quedado constituido el Tribunal que instruirá el proceso, todos sus miembros han prestado juramento y se ha presentado una lista de más de 20 testigos. De esta manera, una comisión de peritos en Historia y Archivística y los propios miembros del tribunal se encargarán ya de recoger la documentación necesaria y la declaración de testigos.
Cuando concluya la fase diocesana, la documentación se enviará a Roma para que continúe el proceso en la Congregación vaticana para las Causas de los Santos. Allí “realizarán los estudios pertinentes para que, llegado el caso, José María Haro pueda ser declarado beato y posteriormente santo”.
José María Haro Salvador
Hijo de una modesta familia de agricultores de Cheste (Valencia), José María Haro Salvador estudió Magisterio y Derecho como alumno becado del Colegio San Juan de Ribera, de Burjassot. En 1929 opositó a Judicatura y fue juez de Orcera (Jaen), Viver (Castellón) y Villar del Arzobispo (Valencia).
En 1930 contrajo matrimonio con María Luisa Sabater Valero, “esposa ejemplar cuya colaboración y aliento resultaron decisivos en la entrega de José María Haro a las tareas apostólicas que se le encomendaron”, según Fita. El matrimonio tuvo 8 hijos.
El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió como juez en la localidad valenciana de Villar del Arzobispo. Después de varios días oculto, el 10 de agosto de 1936 fue detenido por milicianos “pero providencialmente logró evadirse del pelotón que le buscaba para darle muerte por su destacado papel en el apostolado católico”.
Al crearse en el año 1939 las Magistraturas de Trabajo, se decantó por este campo profesional en el que fue nombrado años después decano, cargo que ejerció hasta su muerte en 1965. Asimismo, tuvo otros cargos civiles en Valencia, como presidente de la Junta Provincial de Enseñanza Primaria, presidente del Instituto Nacional de Previsión y Jefe del Seguro de enfermedad.
Vinculación con la Iglesia
José María Haro Salvador participó durante toda su vida en diversas actividades vinculadas a la Iglesia. Fue secretario de la Federación de Estudiantes Católicos de Valencia y miembro activo de la Asociación Católica de Propagandistas desde su juventud.
Igualmente, participó activamente en la vertiente social de la Iglesia que le llevó a ocupar desde 1943 a 1955 la presidencia de los Hombres de Acción Católica de Valencia. Allí estuvo en los orígenes de Cáritas, siendo uno de los fundadores de los Secretariados Parroquiales de Caridad.
También fue, entro otros cargos, director del Banco de Nuestra Señora de los Desamparados y Tesorero del Patronato de Viviendas del Arzobispado. Además, durante su participación en el patronato se construyeron varios grupos de viviendas sociales como las de los barrios de Tendetes, Patraix y San Marcelino.
José María Haro fue un “incansable y fidelísimo colaborador de monseñor Marcelino Olaechea desde su llegada a Valencia en 1946 y gastó su vida al servicio de la Iglesia, y en ella y por ella, de los demás hombres”, ha precisado Fita.