El arzobispo compostelano presidió la Eucaristía del patrón del Seminario Mayor compostelano
El arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, presidió hoy la Solemne Eucaristía de la Fiesta de San Martín Pinario, patrón del Seminario Mayor compostelano. En su homilía, monseñor Barrio, recordó que San Martín “buscó nuevos caminos para evangelizar, y luchó contra la tergiversación del mensaje cristiano, la idolatría, las supersticiones, la miseria humana y las manifestaciones del mal”. El arzobispo de Santiago definió a San Martín como “peregrino de lo absoluto” y dijo que “forma parte de la memoria espiritual de la Europa cristiana”. Concelebraron la Eucaristía numerosos sacerdotes y asistieron a ella los seminaristas de los centros formativos de la Archidiócesis.

Monseñor Barrio dijo, también, que “los santos nos motivan a no contentarnos con una vida mediocre y con una religiosidad superficial, y a dejarnos conducir por la iniciativa de Dios que es manifestación de su amor. La experiencia de Dios es siempre don y tarea que exige vaciar nuestro propio interior para que resuene su palabra en nuestro corazón,  gustar el silencio en nuestra alma y ejercitarnos en la contemplación para saber elegir con claridad interna y limpieza de intención”.

Tras la celebración de la Santa Misa, toda la comunidad educativa del Seminario Mayor se reunió en una comida de confraternidad.

Homilía de monseñor Barrio:

“Hacer memoria de los santos anima a vivir el don de la fe que “permite valorar la riqueza de las relaciones humanas, su capacidad de mantenerse, de ser fiables, de enriquecer la vida común. Su luz no luce sólo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades para que avancen hacia el futuro con esperanza” .  

Hoy recordamos a San Martín de Tours. Como obispo, asumió con gran empeño la formación del clero, la implantación de la vida consagrada y la evangelización de los pobres. En su ministerio pastoral habló siempre conforme a la sana doctrina, enseñando a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos, la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. Buscó nuevos caminos para evangelizar, y luchó contra la tergiversación del mensaje cristiano, la idolatría, las supersticiones, la miseria humana y las manifestaciones del mal. Las circunstancias cambian pero las realidades y la condición del hombre siguen siendo las mismas. Basta observar nuestro entorno. San Martín miró al Crucificado buscando al Resucitado. En la obra de Dios está siempre presente la cruz. Así encontró no pocos obstáculos y dificultades en parte de su clero y en la rivalidad de las diócesis vecinas, aunque el amor a Cristo le ayudó asuperar el temor a los poderes de este mundo. Sirvió al Señor, firme en la tribulación,  asiduo en la oración, y constante en la caridad. Se despojó de lo mundano para entregarse por entero a Dios. Como hombre de gobierno buscó siempre el reino de Cristo. “Los hombres de Dios no desean ni mucho menos dedicarse a las cosas seculares y lamentan cuando, por un misterioso designio divino, se les encargan ciertas responsabilidades... Hacen todo lo posible para evitarlas, pero aceptan aquello que no quisieran y hacen lo que habrían querido evitar. Entran así en el secreto del corazón y allí, adentro, tratan de comprender qué es lo que les pide la misteriosa voluntad de Dios. Y cuando se dan cuenta de que tienen que someterse a los designios de Dios, agachan la cabeza del corazón bajo el yugo de la decisión divina”.  

 
Peregrino de lo absoluto forma parte de la memoria espiritual de la Europa cristiana, testimoniando la libertad de la fe en medio de los cambios históricos que marcan el final del siglo IV. Llevó a Cristo al hombre y al hombre a Cristo. Estaba convencido de que la evangelización es vivir el Evangelio en toda su integridad comprometiéndonos  a servir a los demás.

En medio de todo se nos da la clave para valorarnos a nosotros mismo: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.  Creer no es sentarse a esperar hasta que venga el Señor y nos sirva con su gracia sino que la fe obtiene su inconfundible eficacia en el servicio al Señor que se ha convertido en el servidor de todos nosotros y que no puede soportar que nos dejemos servir por él sin hacer nosotros nada, sino que considera algo natural que sirvamos junto con él porque “donde estoy yo, allí estará mi servidor”, reconociendo humildemente que sin Jesucristo no podemos hacer nada. 

 
Los santos nos motivan a no contentarnos con una vida mediocre y con una religiosidad superficial, y a dejarnos conducir por la iniciativa de Dios que es manifestación de su amor. La experiencia de Dios es siempre don y tarea que exige vaciar nuestro propio interior para que resuene su palabra en nuestro corazón,  gustar el silencio en nuestra alma y ejercitarnos en la contemplación para saber elegir con claridad interna y limpieza de intención.  Seguir a Cristo no es repetir, sino prolongar de modo siempre nuevo su vida a través de la historia al servicio del Reino de Dios. En medio de las  dificultades que acarrean nuestra cultura, nuestra debilidad, o incluso nuestra infidelidad, tenemos la seguridad, fundada en la esperanza, de que Cristo va haciendo el camino con nosotros. 

San Martín, hombre admirado por su sabiduría y amado por su bondad, salió al encuentro de las gentes, manifestando su alma de apóstol que se conmueve con el corazón y con la mente, y reflejando en todas sus actuaciones el amor misericordioso de Dios a los hombres. Cercana ya su muerte decía: “Dejad, hermanos, que mire al cielo y no a la tierra, y que mi espíritu a punto ya de emprender su camino, se dirija al Señor…Tú, demonio maldito, no encontrarás en mí nada que te pertenezca; el seno de Abrahán está para recibirme”. También hoy pedimos al Señor entregarnos por entero a su servicio como San Martín de Tours y que nos conceda aceptar plenamente su voluntad para vivir la alegría de ser plenamente suyos”. 

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