La actualización de los métodos catequéticos para la 
inculturación, la defensa de la familia y del papel de la mujer y la 
necesidad del diálogo con las otras religiones en un país donde los 
católicos son minoría son los temas principales del discurso que el Papa Francisco entregó el jueves a los obispos de Chad
 al final de su visita ”ad limina”. El Santo Padre escribe que las 
comunidades católicas en ese país ”crecen, no sólo numéricamente, sino 
también en la calidad y la fuerza de su compromiso” alegrándose de la 
labor realizada en las esferas de la educación, la salud y el 
desarrollo.
”Las autoridades civiles están muy agradecidas a la 
Iglesia Católica por su aportación a toda la sociedad de Chad. Les animo
 a perseverar en este camino porque hay un estrecho vínculo entre la 
evangelización y la promoción humana, un vínculo que debe expresarse y 
desarrollarse en toda la obra de la evangelización. El servicio a los 
pobres y los más débiles constituye un verdadero testimonio de Cristo 
que se hizo pobre para acercarse a nosotros y salvarnos. Las 
congregaciones religiosas al igual que los laicos que trabajan con 
ellas, tienen un papel importante en este ámbito, y hay que darles 
gracias por ello”.
”Sin embargo –observa Francisco- es cierto que en este compromiso no se 
agota toda la acción evangelizadora; la profundización y afianzamiento 
de la fe en el corazón de los fieles – que se traduce en una auténtica 
vida espiritual y sacramental – son esenciales para que sean capaces de 
soportar las pruebas, muy numerosas hoy en día, y para que el 
comportamiento de los fieles esté más de acuerdo con las exigencias del 
Evangelio. Esto es especialmente necesario en un país donde el peso de 
ciertas tradiciones culturales es muy fuerte, donde las propuestas 
religiosas más fáciles en ámbito moral aparecen por todas partes, y 
donde el secularismo comienza a hacerse sentir”. Por tanto, ”es 
necesario que los fieles estén sólidamente formados tanto doctrinal como
 espiritualmente. Y el primer lugar de la formación es ciertamente la 
catequesis. Los invito, en un renovado espíritu misionero, a actualizar 
los métodos catequéticos utilizados en sus diócesis. En primer lugar, lo
 que es bueno en sus tradiciones debe ser considerado y valorado – 
porque Cristo no vino para destruir las culturas, sino para llevarlas a 
su cumplimiento – mientras que lo que no es cristiano debe ser 
claramente evidenciado. Al mismo tiempo, es indispensable garantizar la 
exactitud e integridad del contenido doctrinal de este recorrido”.
El Papa se refiere luego a las familias que son la “célula vital de la 
sociedad y de la Iglesia y que en la actualidad son muy vulnerables. Y 
dentro de la familia, es importante que el papel y la dignidad de la 
mujer se valore, para dar un testimonio elocuente del Evangelio. Por 
tanto, en este ámbito “el comportamiento dentro de la Iglesia sea un 
modelo para el conjunto de la sociedad”. Después de reiterar la 
necesidad de la formación permanente del clero y de la cercanía de los 
obispos a sus sacerdotes, Francisco observa que la Iglesia en Chad, ”a 
pesar de su vitalidad y desarrollo, es minoritaria en medio de un pueblo
 cuya mayoría es musulmana y que todavía está parcialmente unido a sus 
religiones tradicionales” y anima a los prelados a asegurar ”que la 
Iglesia, que es respetada y escuchada ocupe el lugar que le corresponde 
en la sociedad de Chad donde se ha convertido en un elemento 
estructural, incluso cuando se trata de una minoría”. ”En ese contexto 
-prosigue- no puedo por menos que animarlos a fomentar el diálogo 
interreligioso, que fue felizmente iniciado por el fallecido arzobispo 
de N’Djamena, Mathias N’Gartéri Mayadi, que tanto hizo para promover la 
convivencia entre las diferentes comunidades religiosas. Creo que hay 
que seguir con este tipo de iniciativas para impedir la violencia de la 
que los cristianos son víctimas en los países vecinos al suyo.”
El Santo Padre concluye recordando la importancia de mantener las buenas
 relaciones establecidas con las autoridades civiles, y que han llevado a
 la reciente firma de un Acuerdo Marco entre la Santa Sede y la 
República de Chad que una vez ratificado, contribuirá tanto a la misión 
de la Iglesia.