Hay personas que, siendo fieles al proyecto de Dios, dejan huella, colaborando en la Historia de Salvación. Laura Montoya Upegui, hoy santa, canonizada el 12 de Mayo del 2013 por el papa Francisco, penetró en el espesor de la selva de Dabeiba, Golfo de Urabá (Colombia), acompañada de su madre y cuatro compañeras. Todo su anhelo, como respuesta a la llamada de Dios, era Encender una antorcha en la oscuridad, acercarse a los Indígenas, personas excluidas de la sociedad, manifestarles su ser de mujeres con corazón de madres. No fue fácil el viaje, desde Medellín salen a caballo, afrontan toda clase de dificultades, por fin llegan a Dabeiba el 14 de mayo de 1914.
Fue en la misma selva, escuchando a Dios en el silencio, compartiendo la situación de estos hermanos tan olvidados en donde Laura descubre la necesidad de fundar una Congregación Misionera, que, penetrando en lugares inhóspitos, abriera camino al misionero. El papa Juan Pablo II, en la beatificación, les calificaba como “maestras de los indios”. Hoy la Congregación de Misioneras Lauritas sigue anunciando el Evangelio en 21 países de América Latina, África y Europa.
Con motivo de su primer centenario y dentro de todas las celebraciones que se tuvieron por todo el mundo, la Congregación celebró una Eucaristía en Madrid el pasado miércoles día 14 de mayo en la que las religiosas que residen en España estuvieron acompañadas por un gran número de colaboradores.