El rey de Jordania actuó como improvisado conductor de un curioso vehículo. Conducía el coche que llevó a Francisco hasta la orilla del río Jordán.

El Papa llegó al atardecer hasta el lugar del bautismo de Jesús y permaneció rezando unos instantes.

Después fue llevado de nuevo por el rey Abdalá II hasta otro punto del río. Allí, en el libro de honor, escribió un mensaje sobre el amor de Dios.

A continuación, el Papa visitó una parroquia cercana. En ella le esperaban decenas de jóvenes refugiados y con discapacidad.

"Querido padre, gracias por venir a visitarnos”.

En su discurso, Francisco habló de la guerra en Siria. Denunció el comercio de armas, uno de los grandes obstáculos para la paz.

FRANCISCO
"Esas son las raíces del mal: el odio y la codicia por el dinero y la fabricación y la venta de armas. Esto nos debe hacer pensar. ¿Quién está detrás?, ¿quién da a todos los que están en guerra las armas para continuar el conflicto? También en nuestros corazones dediquemos una palabra para que esta pobre gente, criminales, se convierta”. 

El Papa agradeció a Jordania la acogida que ha dado a miles de refugiados. Hizo un llamamiento a los bandos sirios a que usen el diálogo en lugar de las armas para resolver el conflicto. 

FRANCISCO
"Y renuevo mi vehemente llamamiento a la paz en Siria. Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y que todos vuelvan a la senda de las negociaciones”.

Después de las palabras del Papa, varios jóvenes refugiados de países como Siria e Iraq contaron sus experiencias.

REFUGIADA IRAQUÍ
"Me entristece que sea un lugar en el que la gente ya no pueda vivir. Desde hace tiempo Iraq y su pueblo sufren mucho. Aquellos que se fueron dejaron atrás todo lo que conocían, su casa, sus amigos, sus familiares, su cultura”.

En el encuentro también participaron jóvenes con discapacidad que contaron como la fe les ha ayudado. El Papa mostró especial interés por la historia de un niño de 11 años con leucemia que recibe quimioterapia.

NIÑO ENFERMO
"Recé para que no se me cayera el pelo aunque el médico me dijo que pasaría. Pero Dios escuchó mis oraciones y no lo perdí. Le pregunté muchas veces por qué me ha pasado esto. Siempre oí una voz que me dijo que era especial y único”.

Tras escuchar sus testimonios, Francisco bajo del escenario y saludó personalmente a varios de los jóvenes que asistieron al evento.

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