Palabras de D. Jaime en la celebración del viernes 17 de agosto

El pasado viernes 17 de agosto, durante la celebración de la Eucaristía en memoria por nuestros difuntos, acción de gracias por nuestros benefactores y en honor del Beato Daniel, nuestro párroco D. Jaime comunicó, después de haberlo hecho en el Consejo Parroquial pocos minutos antes, que le había presentado al Sr. Arzobispo la renuncia a la Parroquia.

 
Estas son las palabras con las que D. Jaime quiso despedirse de la parroquia:
 
En la celebración en memoria de los difuntos de la Parroquia y en gratitud a  los bienhechores, en la presencia de Dios, de Jesucristo Nuestro Señor, quiero celebrar con vosotros mi despedida.

Siento la obligación de daros gracias a todos vosotros. Doy gracias también a  los que de una manera u otra me habéis acogido y ayudado. Os agradezco y recibo con gusto vuestras muestras de afecto y agradecimiento y las ofrezco al Señor. El es el autor de todo lo bueno y verdadero que haya podido haber en mis palabras y en mis actuaciones. A El por siempre la gratitud, el amor y la alabanza. Al Señor le doy las gracias por haber llegado hasta este momento, por el don de la vida, la fe y la salud, la colaboración de tantas personas con disponibilidad y generosidad. Gracias a El y a vosotros, que me habéis ayudado a mantener viva la fe y la devoción a Nuestra Señora.
Y a la vez os pido perdón por no haberlo hecho mejor. Pido perdón al Señor y os lo pido también a todos vosotros, querida comunidad parroquial de Santa María la Mayor en la ciudad de Pontevedra. Muchos me habéis acompañado con vuestras oraciones, vuestro interés, vuestras visitas y mensajes de afecto. Quiero saldar esta deuda de gratitud. Con los deseos de corazón y con la oración ante Dios, con la colaboración tan generosa vuestra, he sentido a personas que rezan, que se sacrifican, que también aconsejan y que han sostenido la vida de la parroquia.

Como todas las noticias importantes personales, ésta la recibo con sentimientos distintos: un sentimiento de satisfacción, en una etapa que uno ha vivido y que he tratado de cumplirla con  la ilusión y toda la energía de mi vida. A la vez me da tristeza, dejar todas las relaciones, personas queridas,  grupos y equipos de la pastoral. Al fin y al cabo uno termina amando lo que le hace sufrir por la responsabilidad que le ha tocado. He vivido unos años muy intensos, fueron quince años que me llevarán ahora a residir con mi familia, por razones que ya conocéis y con la intención de seguir prestando algún servicio pastoral, donde el Sr. Arzobispo me envíe como requieren las circunstancias.

Mi consejo en esta despedida es que acojáis cordialmente al nuevo párroco. Estoy seguro que será nombrado el sacerdote diocesano que tenga la capacidad y las cualidades para entregar su persona al servicio de esta comunidad parroquial. Dispuestos por tanto, a colaborar y ayudarle.

La fe y el amor de Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, que nos ha acompañado, siga protegiéndoos y que el Beato Daniel interceda por esta comunidad parroquial, que ha celebrado sus mil años de historia con el Jubileo y en este momento,  los cincuenta años del título de Basílica del templo parroquial.

No os desaniméis por nada. Seguiré recordando a esta querida parroquia. Os llevo en el corazón, no me podré olvidar… Las distancias materiales no nos alejan cuando la fe nos mantiene unidos. Hasta siempre.
Jaime Vaamonde Souto
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