
Pregunta: ¿Qué significa Santiago de Compostela – la ciudad y la Diócesis – en la vida de Mons. Amigo?
Respuesta: Es el comienzo de mi vocación. Yo ingresé en el convento de S. Francisco y, naturalmente, todos los primeros pasos de mi vocación se desarrollaron aquí, bajo la sombra espiritual del Apóstol; las primeras celebraciones solemnes como franciscano fueron aquí en Compostela… Y después, toda la vida, Santiago ha dejado una huella tan grande en mí que incluso en muchos sitios piensan que yo soy de Santiago de Compostela, porque mis referencias más emotivas siempre se refieren a Santiago.
Respuesta: Es el comienzo de mi vocación. Yo ingresé en el convento de S. Francisco y, naturalmente, todos los primeros pasos de mi vocación se desarrollaron aquí, bajo la sombra espiritual del Apóstol; las primeras celebraciones solemnes como franciscano fueron aquí en Compostela… Y después, toda la vida, Santiago ha dejado una huella tan grande en mí que incluso en muchos sitios piensan que yo soy de Santiago de Compostela, porque mis referencias más emotivas siempre se refieren a Santiago.
P: Vivimos en una sociedad donde hay una fuerte tendencia secularista y laicista. ¿Cómo tenemos que hacer frente los cristianos a este ambiente que nos toca vivir?
R: Tenemos que ser nosotros mismos. Al Santo Padre, en el viaje a Inglaterra - en esos encuentros que suele tener con los periodistas - le preguntaron sobre la credibilidad de la Iglesia en Inglaterra: que hacía obras extraordinarias, y que parecía que no se reconocían... Y decía el Santo Padre que la Iglesia está preocupada, pero no por su credibilidad (para que la aplaudan), sino que está preocupada por su fidelidad, por ser fiel. Y en este ambiente laicista, nosotros tenemos que ser nosotros mismos: Que vean vuestras obras y que glorifiquen al Padre que está en los cielos… Y seguimos nuestro camino sirviendo a nuestras comunidades parroquiales, a los pobres, y tratando por todos los medios de hacer presente el Reino de Cristo, pero sin gran obsesión de la agresividad que se puede encontrar alrededor. Aparte de que eso el Señor lo dijo bien claro: Os perseguirán y encima se creerá que se hace una obra buena... Pero, sobre todo, destacar este sentido de fidelidad, que es además lo que hace que el sacerdote viva con gozo su sacerdocio… Nosotros no tenemos vocación de víctimas: tenemos vocación de testigos. Y no podemos presentarnos como víctimas de una sociedad secularizada, sino como testigos de Cristo en todas las circunstancias.
R: Tenemos que ser nosotros mismos. Al Santo Padre, en el viaje a Inglaterra - en esos encuentros que suele tener con los periodistas - le preguntaron sobre la credibilidad de la Iglesia en Inglaterra: que hacía obras extraordinarias, y que parecía que no se reconocían... Y decía el Santo Padre que la Iglesia está preocupada, pero no por su credibilidad (para que la aplaudan), sino que está preocupada por su fidelidad, por ser fiel. Y en este ambiente laicista, nosotros tenemos que ser nosotros mismos: Que vean vuestras obras y que glorifiquen al Padre que está en los cielos… Y seguimos nuestro camino sirviendo a nuestras comunidades parroquiales, a los pobres, y tratando por todos los medios de hacer presente el Reino de Cristo, pero sin gran obsesión de la agresividad que se puede encontrar alrededor. Aparte de que eso el Señor lo dijo bien claro: Os perseguirán y encima se creerá que se hace una obra buena... Pero, sobre todo, destacar este sentido de fidelidad, que es además lo que hace que el sacerdote viva con gozo su sacerdocio… Nosotros no tenemos vocación de víctimas: tenemos vocación de testigos. Y no podemos presentarnos como víctimas de una sociedad secularizada, sino como testigos de Cristo en todas las circunstancias.
P: La Iglesia nos llama a una Nueva Evangelización. ¿Cómo cree que ha de ser el sacerdote de la Nueva Evangelización?
R: Debe ser, en primer lugar, un sacerdote que no se canse de mirar a Cristo. La novedad siempre es Cristo, y todo lo que no sea desde Cristo no es nuevo ni tampoco es lo nuestro. Y sobre todo, el sacerdote de la Nueva Evangelización es el sacerdote que confía: que confía que el Espíritu Santo se abre camino a través de nuestro ministerio, se abre camino en todos los momentos... Y esta Nueva Evangelización es sobre todo el mostrar la novedad del Evangelio como buena noticia. Es decir, el Evangelio es aquel que nos lleva al encuentro con Jesucristo, y Jesucristo ha venido precisamente para levantarnos y para que nuestro corazón se esponje... Y, por eso, el sacerdote de la Nueva Evangelización es un sacerdote que se siente atrapado por Dios y que no se cansa de mirar a Cristo – son palabras de S. Juan de Ávila.
R: Debe ser, en primer lugar, un sacerdote que no se canse de mirar a Cristo. La novedad siempre es Cristo, y todo lo que no sea desde Cristo no es nuevo ni tampoco es lo nuestro. Y sobre todo, el sacerdote de la Nueva Evangelización es el sacerdote que confía: que confía que el Espíritu Santo se abre camino a través de nuestro ministerio, se abre camino en todos los momentos... Y esta Nueva Evangelización es sobre todo el mostrar la novedad del Evangelio como buena noticia. Es decir, el Evangelio es aquel que nos lleva al encuentro con Jesucristo, y Jesucristo ha venido precisamente para levantarnos y para que nuestro corazón se esponje... Y, por eso, el sacerdote de la Nueva Evangelización es un sacerdote que se siente atrapado por Dios y que no se cansa de mirar a Cristo – son palabras de S. Juan de Ávila.
P: ¿Qué le puede decir San Juan de Ávila al sacerdote de hoy? ¿Cuál es la actualidad de S. Juan de Ávila para el sacerdote de hoy?
R: La actualidad, sobre todo, es que Dios ha elegido al sacerdote para que el sacerdote cuide aquello que es lo más querido de Dios. Por eso, dice S. Juan de Ávila: Los pobres no son tuyos, son de Jesucristo; pero Dios les manda a tu lado para que tú se los cuides… Los pecadores no son tuyos, son de Jesucristo; pero Dios tiene tanta confianza en ti que te envía a los pecadores para que tú se los perdones. Entonces, el sacerdote, según S. Juan de Ávila es, sobre todo, el dispensador de las misericordias de Jesucristo.
R: La actualidad, sobre todo, es que Dios ha elegido al sacerdote para que el sacerdote cuide aquello que es lo más querido de Dios. Por eso, dice S. Juan de Ávila: Los pobres no son tuyos, son de Jesucristo; pero Dios les manda a tu lado para que tú se los cuides… Los pecadores no son tuyos, son de Jesucristo; pero Dios tiene tanta confianza en ti que te envía a los pecadores para que tú se los perdones. Entonces, el sacerdote, según S. Juan de Ávila es, sobre todo, el dispensador de las misericordias de Jesucristo.