“Yo no me marcho, cambio de estatus” decía D. Leonardo hace unos días en el acto de despedida del Instituto Teológico Compostelano. Y hoy era el día definitivo, el día del “cambio de estatus”. A las 10 de la mañana ya había visitado al Apóstol, en la Catedral, para encomendarse a Él, y se despedía de la que había sido su casa en los últimos años, el Seminario Menor.
Todos los alumnos y profesores vestían traje, era fiesta, su director iba a ser nombrado Obispo de Ourense y la alegría era lo que flotaba en el aire de hoy en Belvis. Alegría remarcada con un sol que ha querido mitigar el frio de un día de invierno, pero hoy no era día para fríos.
D. Leonardo ha revisado su despacho para comprobar que todo quedaba en perfecto orden. Sin olvidar la Bula papal, con la que ha sido nombrado obispo, con la cruz pectoral en las manos y vistiendo ya con las vestiduras de Obispo… se dirigía a la capilla del seminario y en oración ante el Santísimo -ante el que tantas veces se ha arrodillado- habrá, seguro, rezado, no sólo por él, sino por los que a partir de hoy serán su pueblo.
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