Se cumplen 50 años de celebración del Día Mundial de la Tierra (asumido por Naciones Unidas desde 1971, aunque nació un año antes), que no debe confundirse con el Día Mundial del Medio Ambiente (que la ONU celebra el 5 de junio) ni con el Día Mundial de la Naturaleza (que la ONU celebra el 3 de marzo).
El Papa Francisco ha dedicado a este tema su catequesis de los
miércoles, que una vez más se ha realizado sin público, sólo junto a
unos pocos traductores y asistentes, desde la Biblioteca del Palacio
Apostólico.
Para el Papa, esta festividad civil es una “oportunidad para
renovar nuestro compromiso de amar nuestra Casa Común y de cuidarla, así
como a los miembros más débiles de nuestra familia”. Hablando de los retos globales que la familia humana ha de afrontar en unidad, mencionó su Encíclica Laudato Si' "sobre el cuidado de la Casa Común" y la responsabilidad hacia ella.
Todos juntos por la protección de la Casa Común
Tras mencionar dos conferencias internacionales importantes, COP15
sobre Biodiversidad en Kunming (China) y COP26 sobre Cambio Climático en
Glasgow (Reino Unido), el Pontífice instó a los líderes a ser
conscientes de la importancia de trabajar juntos como comunidad
internacional para la protección de nuestra casa común. Alentó a una
acción concertada también a nivel nacional y local, y a un movimiento de
base desde abajo hacia arriba.
El Papa citó Laudato Si': "No debemos pensar que estos esfuerzos no cambiarán el mundo. Tales acciones difunden un bien
en la sociedad que siempre da frutos más allá de lo que se puede ver,
porque provocan dentro de esta tierra un bien que siempre tiende a
difundirse, a veces de manera invisible".
La naturaleza es "el Evangelio de la Creación"
¿Cómo podemos restaurar una relación armoniosa con la Tierra y el
resto de la humanidad? Se preguntó Francisco, necesitamos una nueva
forma de ver nuestra Casa común, dijo, no es un depósito de recursos
para ser explotados. Para nosotros los creyentes el mundo natural es el "Evangelio de la Creación", que expresa el poder creativo de Dios para dar forma a la vida humana y hacer que el mundo exista junto con lo que contiene para sostener a la humanidad.
El relato bíblico de la creación concluye de la siguiente manera: "Dios vio lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno" (Gn 1:31).
Según el libro del Génesis, "también llevamos dentro de nosotros el
aliento de vida que viene de Dios”, por tanto, recordó el Papa estamos
hechos de materia terrestre, y los frutos de la tierra sostienen
nuestras vidas.
“Como imago Dei, estamos llamados a cuidar y respetar a
todas las criaturas y a alimentar el amor y la compasión por nuestros
hermanos y hermanas, especialmente los más débiles, en imitación del
amor de Dios por nosotros, manifestado en su Hijo Jesús”.
El hombre no está siendo un buen custodio de la tierra
Pero el hombre por egoísmo ha fallado en su responsabilidad como
custodio y administrador de la tierra. La hemos contaminado y saqueado,
poniendo en peligro nuestras vidas. Hemos fallado en la protección de la
tierra, nuestra casa jardín, dijo el Papa, y en la protección de
nuestros hermanos.
“Hemos pecado contra la tierra, contra nuestro prójimo y, en última
instancia, contra el Creador, el Padre bueno que provee a todos y quiere
que vivamos juntos en comunión y prosperidad”, señaló.
El Papa expresó su aprecio por las iniciativas que conciencian sobre la necesidad de cuidar la naturaleza.
"Será necesario que nuestros hijos salgan a las calles para enseñarnos
lo que es obvio, es decir, que no hay futuro para nosotros si destruimos
el medio ambiente que nos sostiene", añadió.
Y afirmó además que "estamos llamados a redescubrir un sentido de
respeto sagrado por la Tierra, ya que no sólo es nuestro hogar, sino
también el hogar de Dios".
“¡De esto surge en nosotros la conciencia de que estamos en tierra sagrada! Queridos hermanos y hermanas, "despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios ha puesto en nosotros".
(Exhortación Querida Amazonia, 56). La profecía de la contemplación es
algo que aprendemos especialmente de los pueblos originarios, que nos
enseñan que no podemos curar la tierra a menos que la amemos y
respetemos”.
Pidió también "una conversión ecológica que se exprese en acciones concretas. Como una familia única e interdependiente, necesitamos un plan compartido
para evitar las amenazas contra nuestra Casa común. "La
interdependencia nos obliga a pensar en un mundo, en un proyecto común"
(LS, 164).
ReligiónenLibertad