El tono seco u hosco con el que se comunican contigo es, muchas veces, manifestación de un simple malestar interior consigo mismos. Calla, espera, escucha, déjalos soltar lastre y apoya. Comunicar supone relativizar el problema.

Si vivimos tensos, engreídos ante los demás, terminamos cansados y agotados. Pero cuando miramos sus límites y defectos con ternura y mansedumbre, sin sentirnos más que ellos, podemos darles una mano y evitamos desgastar energías en lamentos inútiles (Francisco, Gaudete et exultate, 72).

Manzanas de oro en bandejas de plata son las palabras dichas a tiempo (Prov. 25,11)
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