“Dios no quiere nada por fuerza; y lo que se le da a su Majestad ha de ser libre, con voluntad plena”. Madre María-Antonia de Jesús.

Vamos llegando al coro. Es la última oración litúrgica. Empezando por el examen de conciencia: ¿en qué hemos gastado el día? Ponemos el descanso en las manos del Señor “A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu” y vueltas a la Virgen le cantamos la Salve. Si el ángelus abre el día, la Salve lo sella.
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Foto: Miguel Castaño
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