
Como ya era tradicional en el Pontificado de Francisco, en esta ocasión no ha podido visitar ninguna cárcel en este día e incluso en la mañana de este jueves tampoco se ha celebrado la Misa Crismal. Una celebración excepcional en un tiempo excepcional.
En este día del Amor Fraterno quiso tener un especial recuerdo para los sacerdotes.
También hoy que se conmemora la institución de la Eucaristía, el Santo
Padre habló profundamente sobre este ella y la comunión que durante este
tiempo millones de cristianos no están pudiendo recibir físicamente.
La importancia de la Eucaristía ahora que muchos no pueden comulgar
“La realidad que hoy vivimos en esta celebración el Señor quiere
permanecer con nosotros en la Eucaristía, y nosotros nos convertimos
siempre en sagrario del Señor. Llevamos al Señor con nosotros hasta
el punto de que Él mismo nos dice que si no comemos su Cuerpo y no
bebemos su Sangre no entraremos en el Reino de los Cielos”, comenzó el
Papa. Además, destacó este “misterio” del Pan y el Vino pues en él, “el
Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros”.
Sobre el gesto de Jesús de lavar los pies a sus discípulos el Papa habló del “servicio” y recordó que “para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva. Que sea el siervo de Dios, siervo de nosotros”.
Esto puede ser difícil de comprender, indicó el Pontífice en esta
basílica prácticamente vacía. Pero la realidad es que –insistió- “si yo
no dejo que el Señor sea mi servidor, que el Señor me lave, que me haga crecer, que me perdona, no entraré en el Reino de los Cielos”.
Un recuerdo para los sacerdotes
En este día tan especial para los sacerdote quiso tener un recuerdo especial para todos ellos,
en un momento en el que muchos están perdiendo la vida por el
coronavirus al atender espiritualmente a enfermos y todo aquel que lo
necesitase.

Insistió en que no podía “dejar pasar esta Misa sin recordar a los
sacerdotes. Los sacerdotes que ofrecen la vida por el Señor. Sacerdotes
que son los servidores. Estos días han muerto más de 60 aquí en Italia
atendiendo a los enfermos en los hospitales, también con los médicos,
los enfermeros, las enfermeras. Son los santos de la puerta de al lado. Sacerdotes que sirviendo han dado la vida”.
"Bravos sacerdotes"
También quiso recordar a sacerdotes que están en zonas más lejanas y
remotas. Explicó que ha recibido una carta de un sacerdote capellán de
una cárcel lejana. “Narra cómo vive esta Semana Santa con los detenidos.
Un franciscano. Sacerdotes que van lejos para llevar el Evangelio y mueren allí”, indicó.
También se acordó de los “párrocos rurales que aquí son párrocos de
cuatro, cinco…siete pueblos en la montaña, y van de uno a otro. Que
conocen a la gente. Una vez uno me decía que conocía el nombre de toda
la gente del pueblo. ‘¿De verdad?’, le decía yo. ‘Incluso los nombres de
los perros’. Conocía a todos. La cercanía sacerdotal. ¡Bravo! ¡Bravos sacerdotes!”.

"Estáis conmigo en el altar"
“Muchas veces, sucede hoy, no pueden ir por la calle porque les insultan con referencias al drama que hemos vivido
con el descubrimiento de sacerdotes que han hecho cosas malas. Algunos
me decían que no podían salir de casa con el clergyman porque les
insultaban. Y ellos continúan. Sacerdotes pecadores que junto a los
obispos pecadores y al Papa pecador no se olvidan de pedir perdón y
aprenden a perdonar, porque ellos saben que tienen necesidad de pedir
perdón y de perdonar. Todos somos pecadores. Sacerdotes que sufren
alguna crisis, que no saben qué hacer. Que están en la oscuridad”,
afirmó.
Francisco dijo a todos ellos: “Hoy todos vosotros, hermanos sacerdotes, estáis conmigo en el altar. Vosotros consagrados.
Sólo os digo una cosa: no seáis testarudos como Pedro. Dejaos lavar los
pies. El Señor es vuestro siervo, Él está cerca de vosotros para daros
la fuerza para lavar los pies. Y así con esta conciencia de necesidad de
ser lavado se hacen grandes perdonadores. Perdonad. Corazón grande de
generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como
tú has perdonado, serás perdonado. La misma medida. No tengáis miedo de
perdonar”.
ReligiónenLibertad