Francesca Bussa de ‘Leoni nació en Roma en 1384. De familia noble y
rica, desde niña cultivó en su alma el ideal de la vida monástica.
Pero no pudo realizar su sueño debido a la elección que sus padres habían hecho por ella, la dieron por matrimonio con apenas 12 años a Lorenzo de ‘Ponziani, igualmente rico y noble.
A pesar de que fue un matrimonio por conveniencia, Francisca siempre
se sintió amada por su esposo, y aceptó con sencillez y devoción sus
deberes de esposa.
Su matrimonio duró 40 años y la pareja tuvo 3 hijos de los cuales dos murieron.
Siempre fue generosa con todos, especialmente con los más
necesitados. Para poder ampliar el rango de su actividad caritativa,
repartió sus bienes entre los pobres y en el 1425 fundó la Congregación de Oblatas Benedictinas de María, hoy llamadas Oblatas de Santa Francisca bajo la regla de san Benito.
Tres años después de la muerte de su esposo, tomo los votos en la congregación que ella misma fundó. Murió el 9 de marzo de 1440.
Fue canonizada por el papa Pablo V el 29 de mayo de 1608,
convirtiéndose en la primera mujer santa italiana desde la época de
Catalina de Siena.
Patronazgo
Santa Francisca Romana, además de ser co-patrona de Roma con los santos apóstoles Pedro y Pablo, también es invocada como protectora contra la pestilencia y para la liberación de las almas del Purgatorio.
En 1950, el papa Pío XII la declaró también patrona de los
automovilistas, porque su ángel guardián siempre la acompañaba durante
sus movimientos, emitiendo una luz que le permitía ver claramente
incluso de noche.
Lugares de culto

También ese día se congregan cientos de automovilistas para recibir una bendición especial para ellos y para sus automóviles.
En esta basílica se encuentra una reliquia muy particular: las huellas del apóstol san Pedro.
Curiosidades
Francisca solía referir a su confesor, Don Giovanni Mariotto, párroco de Santa Maria in Trastevere, la iluminaciones que ella decía recibir del Señor.

También esta biografía contiene visiones y revelaciones sobre su
ángel guardián a quien ella tenía gran devoción y que podía ver desde
pequeña caminar a su lado y guiarla.
Ella misma lo describe así:
“Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas. Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos.
Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche”.
En una ocasión, el escéptico padre de Francisca la requirió el honor de ser presentado a esta criatura “imaginaria”.
Dicho y hecho. Ella tomó al ángel de la mano, y uniéndola a la de su
padre, los presentó, pudiendo el último verlo y así no volver a dudar.
Oración
Oh Dios, que nos diste en santa Francisca Romana
modelo singular de vida matrimonial y monástica,
concédenos vivir en tu servicio con tal perseverancia,
que podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén (oración litúrgica).
Aleteia