
Y es que la lucha contra la leucemia de este joven católico se había convertido en conjunta gracias a la enorme cadena de oración que durante años se ha ido extendiendo por toda España e incluso en otros países. Eran como decía el propio Jorge sus “smile soldiers”,
los soldados de las sonrisas. Finalmente, a sus 24 años ha fallecido en
Valencia diez años después de que le diagnosticaran leucemia, a la que
aparentemente había vencido, pero que reaparecía una y otra vez.

Durante años Jorge ha ido hablando de su enfermedad, su evolución y
cómo afrontaba toda esta situación a través de las redes sociales, donde
un ejército de seguidores rezaba por él, le animaban y a su vez eran ellos los que eran ayudados por esta experiencia de lucha impregnada de Dios.
En una charla que pudo dar en un colegio en un periodo extrahospitalario, Jorge decía a otros jóvenes con total naturalidad: "Soy consciente de que estoy vivo porque hay mucha gente rezando por mí". Y sobre esa ayuda sobrenatural que recibía añadía: "He decidido seguir luchando por toda la gente que me quiere. Saco fuerzas de mi familia y de Dios".
En varias ocasiones ha tenido ocasión de explicar el papel de Dios en
su enfermedad y sobre todo en poder vivirlo con alegría y esperanza.
Jorge aseguraba en Respública
que “sin la fe puedes verlo como una forma de superación o de mejora
personal. Si crees, tienes la certeza de que ese dolor trasciende hacia
algo o alguien, así que puedes aprovechar y ofrecerlo por la gente a la
que quieres, esto me ayuda a ver que Dios realmente existe, veo cambios alucinantes en amigos y personas conocidas que de otra forma dudo mucho que pudieran ocurrir”.

En Paraula, pese a su juventud mostraba una enorme madurez espiritual. Desde su propia experiencia explicaba que “si lo aceptas, rezas más y estás mucho más cerca de Dios.
Y es que Dios no es un ente extraño que está ahí viendo lo que hacemos y
ya. ¡Qué va! Dios es nuestro padre y cualquier padre se vería afectado
si su hijo estuviera pasando por una situación como esta. Así que le
pido ayuda y consuelo”.
Jorge no separaba a Dios de su Iglesia y afirmaba que estar en ella “me ayuda a tener fe porque sabes que lo que estoy pasando no es en vano sino que tiene repercusiones en los demás, es algo trascendente con lo que puedes ayudar al resto”.

En todo momento luchó para curarse, con sus propias fuerzas y también
con la de tantas miles de personas con las que estaba en comunión a
través de la oración. Pero sabía que la muerte podría estar ahí y no la
rehuía. “Sobre lo de ‘pobre Jorge’, para nada, en realidad si
no consiguiera vencer a la enfermedad, me dolería por la gente que está
cerca de mí, por su sufrimiento. Yo, aunque prefiero quedarme, lo aceptaría, pues tengo claro que de aquí al cielo”, afirmaba.
Tampoco se cansaba de explicar de dónde le venía esta vitalidad para afrontar la vida. Explicaba Jorge: “No me canso de responder que la saco de Dios, no veo otra forma de poder afrontar esto.
Tampoco me siento utilizado, aunque mucho menos un punto de referencia
para nada ni nadie. Lo único para lo que me pueden utilizar es para
rezar por ellos, o alguien o algo, así que si es eso lo que me piden,
por mí genial, cuántos más mejor, hay que sacar el máximo provecho
posible de esto”.
Durante estos últimos meses la enfermedad había ido avanzando y la
muerte se acercaba, pero este ejército de las sonrisas que siempre le ha
estado sosteniendo en la oración provocó un momento viral en las redes
cuando estando ingresado en el hospital sus amigos llegaron y le sorprendieron con una canción compuesta expresamente para él que emocionó totalmente a Jorge.
Este luchador falleció el sábado, pero aficionado como era al mundo
militar, completó fielmente la misión que le había sido encomendada. Con
su testimonio, con su vida y con su muerte, ha sido un extraordinario
instrumento de Dios. Ahora ya descansa en paz.
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