
Por el mismo motivo, la Misa diaria en Casa Santa Marta se hace sin asistencia de fieles externos.
De ahí que este lunes, durante la celebración solamente se escuchasen
las respuestas del personal y religiosas de la casa. Sin embargo, fue
transmitida a través de TV2000 (canal de los obispos italianos) y de Youtube, para sustituir a las misas que la conferencia episcopal ha suprimido en todo el país hasta el 3 de abril.
"Durante estos días ofreceré la misa por todos los enfermos de la epidemia de coronavirus", dijo Francisco
antes de comenzar, "así como por los médicos, las enfermeras y los
voluntarios" y por todas las personas que se ven aisladas por las
cuarentenas decretadas por el gobierno de Giuseppe Conte.
En la homilía, el Papa explicó que lo esencial del examen de
conciencia no es tanto el recordatorio de los pecados cometidos, como la
vergüenza por haberlos cometido. "Cuando nosotros nos preparamos a
recibir el sacramento de la reconciliación, debemos hacer el examen de
conciencia, y ver qué he hecho y delante de Dios", pero no se trata
solamente de elaborar una lista de pecados como quien elabora una lista
de cosas que tiene que hacer: "Una verdadera confesión de los pecados se
debe quedar en el corazón. Ir a confesarse no es únicamente decir al
sacerdote: ‘Esta es la lista. He hecho esto, esto, esto…’. Y luego me
voy y he sido perdonado. No es eso. Se necesita un paso más, que es la confesión de nuestras miserias, pero desde el corazón. Es decir, que ese elenco que he hecho de cosas malas baje al corazón. Y así hace Daniel, el Profeta: ‘A ti, Señor, la justicia, a nosotros la vergüenza’”.
El Papa insistió en que es necesario "ese sentimiento de vergüenza", pedir perdón "con vergüenza", porque “la vergüenza por nuestros pecados es una gracia. Debemos pedirla: ‘Señor, que yo me avergüence”’.
Continuando el comentario de la lectura del libro de Daniel, destacó
que éste habla primero de "justicia", luego de "perdón" y por último de
"misericordia", porque "cuando tenemos, no solo la memoria de los
pecados que hemos cometido, sino también el sentimiento y la vergüenza, eso toca el corazón de Dios y Él responde con misericordia.
El camino para ir al encuentro de la misericordia de Dios es
avergonzarse de las cosas malas que hemos hecho... a un Dios tan bueno,
tan misericordioso, tan justo”.
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