
Este irlandés llegó a Tierra Santa hace dos décadas y tras varios servicios al Patriarcado ahora es el encargado por el obispo de expulsar demonios y realizar exorcismos en el mismo territorio en lo que lo hizo Cristo.
El padre McDonagh recorre toda esta zona atendiendo a las personas que le necesitan. Analiza
casos, bendice, ora y realiza exorcismos si es necesario a personas que
son víctimas de maldiciones, influencia demoníaca o posesiones. Y
para ello en muchas ocasiones debe viajar durante horas hasta llegar a
donde se encuentran. Sus armas, como las del resto de exorcistas son el
Rito de Exorcismo, el agua y la sal bendecidas, y las oraciones de
sanación y liberación.
Sin embargo, el exorcista advierte que Tierra Santa es también un
reclamo para aquellos que intentan aprovecharse de la buena fe de las
personas y abundan aquellos que aseguran que pueden expulsar los demonios.
En una entrevista con el Patriarcado Latino, el exorcista oficial de Tierra Santa recuerda que “con
respecto a la búsqueda de ayuda de un jeque, chamán o hechicero es
simple: el ‘buscador’ se coloca en un reino contrario al Reino de
Cristo. San Juan Evangelista dice: ‘Quien niega que Jesús es el
Cristo es el anticristo’. Los jeques, chamanes y hechiceros obtienen su
poder del mundo de los espíritus y reciben poder de ellos con
conocimiento y habilidades precisas. El peligro es que uno se expone al
reino de las tinieblas al someterse a tales personas”.
La actividad diabólica
El exorcista irlandés realiza en la entrevista un ejercicio
pedagógico para hacer informar sin sensacionalismos de la actuación del
demonio en el mundo de hoy. De este modo, asegura que una influencia
diabólica es todo lo que “concierne o caracteriza al diablo” y supone la
“apropiación especialmente malvada y cruel realizada por un
demonio/diablo. Es un poder que afecta a una persona, lugar, cosa o
evento”.
El padre McDonagh explica a los lectores que la Iglesia “enseña que
hay dos categorías de actividad demoníaca: la actividad ordinaria y la
extraordinaria”. Según recuerda, “la actividad diabólica ordinaria generalmente está asociada a la tentación y es una batalla de por vida”.
Y que la tentación –señala el exorcista- es extremadamente seria cuando
conduce al pecado mortal y, como tal, no debe ser tratada a la ligera.
Toda persona puede ser víctima de una actividad diabólica ordinaria. Sin
embargo, Jesús aceptó someterse a la prueba de la tentación. La
tentación de mentir para proteger la reputación de uno mismo es una
tentación común y corriente”.

Cómo protegerse del demonio
“¡La actividad diabólica extraordinaria es mucho menos común que la
actividad diabólica ordinaria y gracias a Dios por este hecho! En la
actividad diabólica extraordinaria, Satanás puede tomar posesión
completa del cuerpo de una persona, aunque no del alma. Satanás habla y actúa sin el conocimiento o consentimiento de la víctima, que, por lo tanto, es moralmente irreprensible”, añade el exorcista de Tierra Santa.
Michael McDonagh ofrece también algunos consejos muy útiles para
protegerse del demonio. “Según la Iglesia –afirma el sacerdote- la mejor protección contra el diablo y los demonios es la oración y los sacramentos
(la confesión y la Eucaristía): nada destruye con más fuerza la
influencia demoníaca que la recepción digna del Cuerpo de Cristo, obrar
bien viviendo una vida espiritual”.
Además, afirma que “las personas que realizan cualquier trabajo o se
enfrentan a un peligro específico relacionado con el campo demoníaco pueden usar la invocación de San Miguel Arcángel, que es altamente efectiva. También pueden pedirle a su ángel guardián o pedir protección a Dios directamente”.
Por otro lado, el padre McDonagh asegura que “proteger la casa propia debe ser una prioridad.
Primero, debe tener la casa bendecida, y el propietario de la vivienda o
el inquilino deben ser diligentes en la aspersión del agua bendecida
(hecha así por la oración de exorcismo y bendición de la sal y el agua,
tomada del antiguo Ritual Romano, o agua bendecida en el Fiesta de la
Epifanía), también tener crucifijos bendecidos, estatuas de la Santísima
Madre, etc”.
Igualmente, el exorcista recalca la importancia del sacramento de la
Reconciliación. A su juicio, “es especialmente poderoso para repeler
demonios precisamente porque, a través de él, los destinatarios del
sacramento en realidad son perdonados de sus pecados. Además, reciben la
gracia santificante que puede ser útil para evitar el pecado en el
futuro. Una persona que recibe el sacramento con frecuencia va a estar
mejor fortificada contra los ataques demoníacos. Aquellos que no acuden al sacramento o van poco y sin entusiasmo serán más susceptibles a la actividad demoníaca”.
La conciencia silenciada
Por todo ello –agrega- “participar en el sacramento de la Penitencia
es también participar en la batalla contra el mal, en el sentido de que al recibir este sacramento de manera regular una persona está mostrando un compromiso de vivir con y para Cristo. Por lo tanto, esa persona es fortalecida por Cristo mismo y, por lo tanto, es mucho más capaz de rechazar lo demoníaco”.
Por otro lado, el exorcista habla de las numerosas películas y series
de televisión que muestran la actuación del demonio. El problema para
él es que “la visualización regular de estos géneros tiene una forma de
silenciar la conciencia. Se necesita mucho más para sorprender a nuestras conciencias hoy en día.
Como resultado, hay una creciente insensibilización al mal en su raíz
más profunda. Una persona puede exponerse a una fascinación y curiosidad
por el mal. Le roba al espíritu y al alma humana el celo por las cosas
de Dios”.
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