
El Papa manda así a la Iglesia chilena, en un proceso de renovación y
transformación espiritual, a una persona que ha sido un miembro
destacado de la Curia, con una misión que expresó durante la homilía:
"Has sido elegido para los hombres, has sido constituido en las cosas
que miran a Dios. En efecto, 'episcopado' es el nombre de un servicio,
no de un honor, puesto que al obispo le compete servir más que
dominar... El obispo es servidor, pastor, padre, hermano, jamás un mercenario".
Una palabra que el Papa volvería a utilizar inmediatamente al
enumerarle sus tareas: "Anuncia la Palabra en todo momento, oportuna e
inoportunamente. Advierte, reprende, exhorta con toda magnanimidad y
doctrina. Y mediante la oración. No olvides que la primera tarea del
obispo es la oración... Un obispo que no reza es un mercenario. Y
mediante la oración y el ofrecimiento del sacrificio por tu pueblo,
alcanza de la plenitud de la santidad de Cristo, la riqueza multiforme
de la divina gracia".

Por último, le animó a tener una "viva atención" a quienes "no pertenecen al único rebaño de Cristo",
porque también le han sido "confiados en el Señor": "Recuerda que en la
Iglesia católica, reunida en el vínculo de la caridad, estás unido al
colegio episcopal y debes tener en ti la solicitud por todas las
Iglesias, socorriendo generosamente a las que tienen mayor necesidad de
ayuda".
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