
En este contexto, no se puede olvidar el mes extraordinario misionero
que viviremos en el próximo mes de octubre. Monseñor Barrio indica en
su carta a los integrantes de la Vida Contemplativa que “la vida
contemplativa se considera vinculada de manera muy especial a la idea de
un corazón orante. Y, en buena medida, la
oración contemplativa marca y determina su configuración tal como la
conocemos. Esta dimensión que indica que el único centro importante es
Dios, se hace especialmente significativa en un mundo digital como el
nuestro y en sociedades crecientemente secularizadas como la nuestra
donde se la considera como algo irrelevante”.
Por otra parte, señala que “el gran reto que nos plantea la tarea
misionera, tal como nos sugiere el lema de esta Jornada, apela al
compromiso de nuestra vida y de nuestra fe. Nos urge estar más atentos a
la llamada misionera que a la llamada geográfica: olvidándonos quizá de
la tierra que todavía está por evangelizar dentro de nosotros”.