
La murmuración y la rivalidad
“Hay mucha gente que siente que no puede crecer, y para situarse por
encima de los demás, los desprecia por medio de los chismes. Es un modo
de destruir a la persona que surge de la rivalidad”, advirtió el Papa
Francisco.
Recordó que San Pablo, en su carta a los Filipenses, dice que en la comunidad cristiana no puede haber espacio para las rivalidades.
Recordó que San Pablo, en su carta a los Filipenses, dice que en la comunidad cristiana no puede haber espacio para las rivalidades.
El Papa explicó que “la rivalidad es una lucha para acabar con el otro. La rivalidad es algo negativo que puede producirse de forma abierta, directa, o con guante blanco, pero siempre destruye al otro para alzarse uno mismo”.
“Es
como si, para ser más virtuoso, más bueno, disminuyo al otro, así
permanezco siempre por encima. La rivalidad es el camino de este actuar
por interés”, aseguró.
Frente a la vanagloria, cultivar la gratuidad
“La vanagloria destruye la comunidad, destruye la familia. Pensad,
por ejemplo, en la rivalidad entre hermanos por la herencia del padre.
Es algo que se produce todos los días. Pensad en la vanagloria, en
aquellos que presumen de ser mejores que los demás…”, comentó el
Pontífice.
Por el contrario, explicó el Papa, el cristiano debe seguir el ejemplo del Hijo de Dios, es decir, frente a la rivalidad y la vanagloria, debe “cultivar la gratuidad”.
La gratuidad implica hacer el bien sin preocuparse de si los demás
hacen lo mismo. "De esa manera, mediante pequeños gestos, se construye
la paz, se siembra unidad, se avanza por el camino de la concordia".
“Cuando leemos las noticias sobre la guerra, o sobre la hambruna en
Yemen que afecta a los niños y que fruto de esas guerras…, pensamos:
‘están lejos, pero pobres niños’. Y sin embargo, ¿por qué no tienen para
comer?”.
En cambio, esa misma guerra “la tenemos en casa, en nuestras instituciones, esa rivalidad, la guerra, comienza ahí. Y es precisamente ahí donde hay que hacer la paz: en la familia, en la parroquia, en las instituciones, en el lugar de trabajo, buscando siempre la unanimidad y la concordia y no por el interés propio”, concluyó el Papa.
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