Este miércoles por la mañana el Papa Francisco ha anunciado a unos peregrinos japoneses en Roma su deseo de acudir a Japón en 2019.
"Quisiera anunciaros mi voluntad de visitar Japón el próximo año.
Esperemos que pueda hacerlo", dijo a los visitantes, de la asociación
japonesa “Tensho Kenoh Shisetsu Kenshoukai”.
La peculiar historia de los católicos japoneses
En Japón hay unos 500.000 católicos, menos del 0,5% de la población, pero para los jesuitas siempre ha sido un lugar atractivo. El jesuita navarro San Francisco Javier fue el primer misionero católico en llegar al país en 1549, y en apenas 60 años Japón ya contaba con unos 300.000 católicos,
la mayor comunidad católica del mundo bajo gobierno no europeo. En 1600
había unos 95 jesuitas extranjeros en el país y unos 70 hermanos
jesuitas japoneses. Más de 80 nobles se hicieron católicos.
Por desgracia, una brutal persecución empezó en 1614 y se mantuvo sistemáticamente durante 240 años en este país aislado e isleño. Cuando en 1873 se acabó la persecución, se vio que quedaban apenas unos unos 30.000 católicos en zonas remotas que habían mantenido la fe (a veces muy deformada) sin clero, sin confesión sacramental, sin Eucaristía, durante 8 generaciones.
Un caso único en la historia. Los católicos japoneses sufrieron también
especialmente en la Segunda Guerra Mundial, porque se concentraban en
Nagasaki, donde muchos murieron bajo la bomba atómica.
El Papa recordó a los visitantes japoneses otra visita de 4 siglos antes, cuando en 1585 “cuatro jóvenes japoneses llegaron a Roma acompañados de algunos misioneros jesuitas para visitar al Papa, que entonces era Gregorio XIII”. Antes habían pasado por España y se habían entrevistado con el rey Felipe II.
“Fue un viaje extraordinario porque era la primera vez que un grupo
de representantes de vuestro gran país venía a Europa”, rememoró el
Pontífice. En su discurso, el Papa recordó que “los cuatro jóvenes tuvieron una acogida maravillosa, no solo por parte del Papa, sino también por parte de todas las ciudades y las cortes que visitaron: Lisboa, Madrid, Florencia, Roma, Venecia, Milán, Génova”.
Encuentro entre culturas
En definitiva, “los europeos recibieron a los japoneses y los
japoneses recibieron a Europa y al corazón de la Iglesia Católica. Fue
un encuentro histórico entre dos grandes culturas y tradiciones
espirituales, de las cuales es justo conservar la memoria, como hace
vuestra Asociación”.
“El viaje de vuestros jóvenes predecesores duró en total más de ocho
años. No existían los aviones en aquella época. El vuestro es más breve y
menos agotador, pero espero que os sintáis acogidos por el Papa como lo
fueron ellos, y que, al igual que ellos, experimentéis la alegría de
este encuentro y os sintáis animados a regresar a vuestro país como
embajadores de la amistad y promotores de grandes valores humanos y
cristianos”, subrayó.
Francisco no detalló que los cuatro, de origen noble, acabarían siendo sacerdotes jesuitas, como él mismo. Entre ellos estaba el beato Julián Nakaúra, que en 1633, con 60 años, moriría mártir en la terrible tortura de la fosa. En esa misma fosa y momento estaba Ferreira, el jesuita que apostató tras cinco horas de tortura, caso que inspira la novela "Silencio", de Shusaku Endo, y la estremecedora película del mismo nombre de Martin Scorsese (ReL lo detalló aquí).
Francisco alabó el trabajo solidario con jóvenes y huérfanos de esta
asociación. “Queréis demostrar que la religión, la cultura y el mundo
económico pueden colaborar pacíficamente para crear un mundo más humano y
caracterizado por la ecología integral”. “Gracias por vuestra visita.
Al igual que vuestros cuatro jóvenes predecesores, lleváis a vuestro
maravilloso pueblo y a vuestro gran país la amistad del Papa de Roma y la estima de toda la Iglesia Católica”, concluyó.
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