
Con esta nueva Constitución el Papa Francisco quiere potenciar la sinodalidad y también la voz de los fieles de todo el mundo de cara a los temas a tratar en dichos Sínodo por parte de los obispos.
Más voz a los fieles y mejor aplicación de las conclusiones
El documento pontificio está conformado por dos secciones: una doctrinal, compuesta de 10 párrafos, y otra disciplinar, que contiene 27 artículos.

Episcopalis Communio recoge por tanto la convocatoria,
formación, composición, y funcionamiento del Sínodo así como el
procedimiento de publicación de las conclusiones allí establecidas y su
aplicación en la Iglesia.
A partir de ahora, los Sínodos serán el resultado de una consulta
extendida de los fieles en las diócesis y la Secretaría general tendrá
más encargos por parte del Papa.
En Episcopalis Communio, Francisco incide en que el Sínodo de los Obispos “debe convertirse cada vez más en un medio privilegiado de escuchar al Pueblo de Dios”
y aunque en su composición es un organismo esencialmente episcopal no
vive “separado del resto de los fieles. Precisamente, añade el texto,
“es un instrumento adecuado para dar voz a todo el pueblo de Dios,
precisamente a través de los obispos”.
Magisterio del Papa
Será además la Secretaría general del Sínodo la encargada de promover la aplicación de las directrices aprobadas por el Papa en las distintas iglesias particulares.
Francisco hace hincapié en la aplicación de las conclusiones del Sínodo, con el objetivo –agrega- de “iniciar en todas las Iglesias particulares la recepción de las conclusiones sinodales, aceptada por el Romano Pontífice en la forma que él juzgue más conveniente”.
Del mismo modo, una vez que las conclusiones del Sínodo han quedado
plasmadas en el Documento Final y éste ha sido aprobado por los miembros
participantes es entregado al Papa. “Si el Romano Pontífice lo aprueba expresamente, el Documento Final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro”, escribe Francisco.
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