
En ocasión de su visita pastoral a esta región del sur de Italia, en
un viaje de un día lleno de citas y celebraciones, el Papa rindió
homenaje en primer lugar, al beato mártir que tanta enseñanza dejó en el
corazón de los palermitanos.
Amar la propia vida lleva a la derrota
En la homilía Francisco reflexionó en torno a la figura del padre
Pino Puglisi, partiendo de la primera lectura y del Evangelio del día,
en donde el Apóstol Juan escribe: “Quien ama la propia vida, la pierde”.
Y “¿por qué?”, preguntó el Papa a los fieles. “No porque hay que
odiar la vida: ella va amada y defendida”, dijo. Y explicó: porque según
Jesús, quien vive para sí no pierde sólo algo, sino la vida entera, mientras que quien se dona encuentra el sentido de la vida y vence.

El P. Pino Puglisi asesinado por la mafia hace ahora 25 años
Hay que elegir entre amor o egoísmo
Según Francisco el egoísta piensa en cuidar la propia vida y se aferra a las cosas, al dinero, al poder, al placer.
Se trata de un camino que termina mal porque al final se queda solos,
con el vacío dentro, como el grano del Evangelio, que si permanece
cerrado en sí mismo, permanece bajo tierra, solo. En cambio si se abre, y
muere, florece y da frutos.
A quien piensa que el mundo no va de esta manera, y que para ir
adelante sirven el dinero y el poder, el Papa advierte sobre una gran
ilusión: porque el dinero y el poder no liberan al hombre, sino que lo hacen esclavo.
El verdadero poder es el del servicio, así lo enseña don Pino
El camino de Dios es siempre aquel del amor humilde, que libera desde
dentro, y da paz y alegría. Por ello –explicó el Papa- el verdadero
poder, según Dios, es el servicio. Y la voz más fuerte no es la de quien grita más, sino la voz de la oración.
El beato palermitano enseña este don de sí mismo. En efecto el Papa explicó que “no
vivía para hacerse ver, no vivía de llamamientos anti–mafia, y no se
contentaba con no hacer nada de malo, sino que sembraba el bien.
Quien ama –dijo Francisco– se reencuentra consigo mismo y descubre cuán
bello es ayudar, servir, encuentra la alegría dentro y la sonrisa fuera,
como lo fue para don Pino.
El Santo Padre recordó que cuando el beato falleció en el día de su
cumpleaños coronó su victoria con una sonrisa: una sonrisa que
transmitía la fuerza de Dios. “Es la luz del amor, del don, del
servicio. Necesitamos de muchos curas de la sonrisa, cristianos de la
sonrisa, no porque tomen las cosas a la ligera, sino porque "son ricos
de la alegría de Dios”. “Es dando la vida que se encuentra la alegría, porque hay más alegría en el dar que en recibir”, aseguró.
El P. Pino sabía que el peligro verdadero era “ir tirando”
“Don Pino –continuó el Papa- sabía que arriesgaba, pero sobre todo
sabía que el verdadero peligro en la vida no es arriesgar, sino ir
tirando entre comodidades y atajos. "¡Dios nos libre de vivir
contentándonos con verdades a medias!”

La tumba en Palermo de don Puglisi se ha convertido en un lugar de peregrinación
Mafia y Dios son incompatibles
El Papa volvió luego sobre la primera lectura, y afirmó que si uno
dice 'amo a Dios', y en cambio odia a su hermano, es un mentiroso. Y
esto porque a los demás la vida se les da, no se la quita. "No se puede creer en Dios y odiar al hermano", aseguró el Pontífice. Y por ello "la palabra odio debe ser cancelada de la vida cristiana".
“No se puede creer en Dios y ser mafiosos. Quien es mafioso no vive
como cristiano, porque blasfemia con la vida el nombre de Dios – amor. Hoy necesitamos hombres de amor, no hombres de honor; de servicio, no de opresión; de caminar juntos, no de perseguir poder.
Si la letanía mafiosa es: 'No sabes quién soy yo', la letanía cristiana
es: 'Yo te necesito'. Si la amenaza mafiosa es: 'Tú me las pagarás', la
oración cristiana es: 'Señor, ayúdame a amar'. Por eso les digo a
los mafiosos, ¡cambien! Dejen de pensar en ustedes mismos y en su
dinero, conviértanse al verdadero Dios de Jesucristo! De lo contrario,
su propia vida se perderá y será la peor de las derrotas”.

Jóvenes en el encuentro de Palermo de hoy con el Papa
Jesús invita a la acción
“Si cada uno hace algo, se puede hacer mucho”, decía don Pino. Por
eso el Papa invitó a los presentes a preguntarse "¿Qué puedo hacer yo?"
“No esperes la sociedad, -les exhortó- inicia tú. No pienses en ti mismo, no huyas de tu responsabilidad, elige el amor.
Siente la vida de tu gente que necesita, escucha tu pueblo”. “Este es
el único populismo posible, el único populismo cristiano: sentir y vivir
el pueblo, sin gritar, acusar, y suscitar contiendas”.
Dar la vida es el secreto de la victoria
En el final de la extensa homilía el Papa Francisco reiteró una
cualidad del beato Pino Puglisi: él "vivía en camino para amar", dijo. Y
señaló que es ésta la "victoria de la fe", que nace del escándalo del
martirio: “Nadie tiene amor más grande que este: dar la vida por los
amigos. Estas palabras de Jesús, escritas sobre la tumba de don Puglisi
recuerdan a todos que 'dar la vida' fue el secreto de su victoria, el
secreto de una vida bella. Hoy elijamos también nosotros una vida
bella”, concluyó.
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