
Mons Barrio finalizó su intervención afirmando que “amar a la
Iglesia, tener predilección por los pobres y comunicar el Evangelio han
de seguir siendo las estrellas que iluminen nuestro peregrinar en las
noches de nuestra fe”. Don Julián también animó a todos los que forman
parte de la gran familia de Padre Rubinos a seguir esforzándose por ser
esa pequeña estrella en el firmamento coruñés.
El arzobispo también recordó el pensamiento del padre Rubinos, quien
solía decir que “el Refugio, origen remoto de la actual Fundación, debía
ser siempre un puesto de defensa y abrigo; una estación de parada y
fonda para el náufrago de la vida, para el desorientado o desplazado de
la sociedad, una casa abierta día y noche para recibir a todos, sin más
instancias ni documentos que la propia necesidad e indigencia, que en
muchos casos no admite trámites ni dilaciones”. Para don Julián Barrio
estas son palabras de una asombrosa, y al mismo tiempo, dramática
actualidad”.
En la santa misa el arzobispo compostelano estuvo acompañado por diez
sacerdotes, entre los que se encontraba el abad de la Colegiata,
Modesto Vázquez Gundín sj y el capellán de la institución, José Manuel
Hermida.
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