Salvador Domato Búa, canónigo de la Catedral de Santiago y
res-ponsable del Archivo Histórico Diocesano, ha asumido desde el pasado
mes de septiembre, tras el fallecimiento del canónigo penitenciario,
Juan Filgueiras, otra importante y simbólica responsabilidad en el
Arzobispado de Santiago, como párroco de la iglesia de A Corticela. Una
pequeña pero emblemática capilla situada en el interior de la Catedral, y
que cuenta con una especial tradición en la ciudad. Tiene además una
característica peculiar, y es que no tiene territorio, sino que es lo
que se denomina una parroquia personal, con jurisdicción sobre todos
aquellos que vienen a visitar Compostela.
Es todo un honor recibir el nombramiento en una iglesia como esta, con tanta historia y tanta significación.
La Corticela siempre se consi-deró una parroquia importante.En nuestra terminología hay lo que se llaman parroquias de entrada y de término, por las que se empezaba la trayectoria y donde se culminaba, y la Corticela siempre se consideró de término, o de terminísimo. No sé si la intención del arzobispo era concederme un honor o simplemente cubrir una vacante, pero ahí estamos. Es una responsabilidad muy bonita, y para mí, algo nuevo, porque nunca fui párroco, solo estuve ocho meses como coadjutor y eso fue hace ya cincuenta años, así que hay muchas cosas que me resultan novedosas.
La Corticela siempre se consi-deró una parroquia importante.En nuestra terminología hay lo que se llaman parroquias de entrada y de término, por las que se empezaba la trayectoria y donde se culminaba, y la Corticela siempre se consideró de término, o de terminísimo. No sé si la intención del arzobispo era concederme un honor o simplemente cubrir una vacante, pero ahí estamos. Es una responsabilidad muy bonita, y para mí, algo nuevo, porque nunca fui párroco, solo estuve ocho meses como coadjutor y eso fue hace ya cincuenta años, así que hay muchas cosas que me resultan novedosas.
Es además diferente, porque no tiene un territorio definido.
Es una parroquia personal, tal y como la identifica el código de Derecho Canónico. En este caso, la Corticela, tal y como aparece citada desde el siglo XV, es “de peregrinos y extranjeros”. Quiere decir, por ejemplo, que en el caso de una persona de fuera que quie-ra casarse, el cura tiene jurisdicción sobre ella, y para celebrar la boda no tiene que pedir permiso a su parroquia de origen.
Es una parroquia personal, tal y como la identifica el código de Derecho Canónico. En este caso, la Corticela, tal y como aparece citada desde el siglo XV, es “de peregrinos y extranjeros”. Quiere decir, por ejemplo, que en el caso de una persona de fuera que quie-ra casarse, el cura tiene jurisdicción sobre ella, y para celebrar la boda no tiene que pedir permiso a su parroquia de origen.
Pero también tiene una especial significación para muchos vecinos de la ciudad.
Sí. También hay gente de Santiago que la tiene como su parroquia, muchas personas que se han casado o bautizado en ella, que tienen vinculaciones familiares, y otros que realizaron sus estudios aquí, y que cuando vuelven años después solicitan casarse en la Corticela. Es un sitio muy querido y muy conocido. Hay que tener en cuenta que fue la primera iglesia dedicada a la Virgen María en la ciudad y ya en el siglo IX la regentaban frailes benedictinos. El otro día les decía en un bautizo: “En este lugar hace más de mil años se estaba rezando”, y eso son cosas que tocan el corazón. Da un poco de vértigo pensar que desde el año 900 había personas que venían a Santiago, a lo mejor caminando desde Escandinavia, cuando aquel cronista árabe decía aquello de “por los Caminos de Santiago tanta es la gente que no pueden pasar ni las caballerías”.
Sí. También hay gente de Santiago que la tiene como su parroquia, muchas personas que se han casado o bautizado en ella, que tienen vinculaciones familiares, y otros que realizaron sus estudios aquí, y que cuando vuelven años después solicitan casarse en la Corticela. Es un sitio muy querido y muy conocido. Hay que tener en cuenta que fue la primera iglesia dedicada a la Virgen María en la ciudad y ya en el siglo IX la regentaban frailes benedictinos. El otro día les decía en un bautizo: “En este lugar hace más de mil años se estaba rezando”, y eso son cosas que tocan el corazón. Da un poco de vértigo pensar que desde el año 900 había personas que venían a Santiago, a lo mejor caminando desde Escandinavia, cuando aquel cronista árabe decía aquello de “por los Caminos de Santiago tanta es la gente que no pueden pasar ni las caballerías”.
Fuente: Carlos Deaño. Santiago | http://www.elcorreogallego.es/
Foto: Fernando Blanco
Foto: Fernando Blanco
pastoralsantiago.es