Este martes Francisco presidió la Eucaristía en la Casa Santa Marta donde explicó el significado de la paz de Dios. “La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones: nos ofrece una paz artificial”, dijo el Papa.
De este modo, el Santo Padre añadió que esta paz que viene del mundo “sólo mira sus propias cosas, sus propias seguridades, que no falte de nada”. Sin embargo, esto provoca que una persona “esté cerrado y no vea “más allá”.
De este modo, el Santo Padre añadió que esta paz que viene del mundo “sólo mira sus propias cosas, sus propias seguridades, que no falte de nada”. Sin embargo, esto provoca que una persona “esté cerrado y no vea “más allá”.
Tal y como recoge Aciprensa, Francisco agregó que “el mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver otra realidad de la vida: la cruz. Por eso Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con muchas tribulaciones”.
“¿Pero se puede tener paz en la tribulación?”, se preguntó. “Por nuestra parte no: nosotros no somos capaces de tener una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: un dolor, una enfermedad, una muerte…. existen. La paz que da Jesús es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.
La paz es un regalo
En este sentido, el Papa añadió: "Esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, no. Es otra cosa”.
Francisco comentó que Jesús, después de donar la paz a sus discípulos, “les ofrece todo a la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. Y en el Huerto de los Olivos “aparece un ángel que le consuela”.
“La paz de Dios es una paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Existe el sufrimiento, hay enfermos, hay muchas cosas feas, existen las guerras… pero la paz de dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que va adelante llevando la cruz y el sufrimiento”.
La gracia de la paz
“Una paz sin cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera, se acaba”, comentó.
El Papa afirmó que cuando uno se enfada dice “pierdo la paz”. Y cuando el corazón “se turba es porque no estoy abierto a la paz de Jesús” y no se es capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”. Para terminar, Francisco invitó a los fieles a pedir la gracia de “entrar en el Reino de Dios a través de las muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior”.
“¿Pero se puede tener paz en la tribulación?”, se preguntó. “Por nuestra parte no: nosotros no somos capaces de tener una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: un dolor, una enfermedad, una muerte…. existen. La paz que da Jesús es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.
La paz es un regalo
En este sentido, el Papa añadió: "Esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, no. Es otra cosa”.
Francisco comentó que Jesús, después de donar la paz a sus discípulos, “les ofrece todo a la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. Y en el Huerto de los Olivos “aparece un ángel que le consuela”.
“La paz de Dios es una paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Existe el sufrimiento, hay enfermos, hay muchas cosas feas, existen las guerras… pero la paz de dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que va adelante llevando la cruz y el sufrimiento”.
La gracia de la paz
“Una paz sin cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera, se acaba”, comentó.
El Papa afirmó que cuando uno se enfada dice “pierdo la paz”. Y cuando el corazón “se turba es porque no estoy abierto a la paz de Jesús” y no se es capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”. Para terminar, Francisco invitó a los fieles a pedir la gracia de “entrar en el Reino de Dios a través de las muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior”.
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