San Nimatullah Al – Hardini
Poco conocido, ¿verdad? Pero un gran santo para los cristianos orientales: su nombre significa "Gracia de Dios"
Poco conocido, ¿verdad? Pero un gran santo para los cristianos orientales: su nombre significa "Gracia de Dios"
El "santo" de Kfifan, sacerdote y monje maronita Nimatullah
Al-Hardini ("Gracia de Dios"), un hombre de Dios, pastor de almas y
profesor de teología, querido también por musulmanes y drusos.
Muy atento al mosaico de la comunidad libanesa, no hacía distinción entre musulmanes, drusos o cristianos en su misión, nació en Hardine (al norte de Líbano) en 1808 en una familia de cristianos maronitas con seis hijos.
De 1816 a 1822 frecuentó en Houb la escuela del monasterio de San
Antonio de la Orden maronita libanesa. A los 20 años entró como
seminarista en el Monasterio de San Antonio en Qozhaya y eligió llamarse
Nimatullah.
Pronunció los votos solemnes el 14 de noviembre de 1830.- Tras
concluir sus estudios teológicos, fue ordenado sacerdote en Kfifane el
25 de diciembre de 1833.
Nimatullah Al-Hardini fundó en Kifkan y más tarde en Bhersaf
la escuela llamada, según la tradición, "Escuela bajo la encina" para
instruir gratuitamente a la juventud.
Sufrió con su pueblo las dos guerras civiles de 1840 y 1845, que prepararon los sangrientos acontecimientos de 1860, cuando muchos monasterios fueron incendiadas, muchas iglesias fueron devastadas y numerosos cristianos maronitas masacrados.
Sufrió con su pueblo las dos guerras civiles de 1840 y 1845, que prepararon los sangrientos acontecimientos de 1860, cuando muchos monasterios fueron incendiadas, muchas iglesias fueron devastadas y numerosos cristianos maronitas masacrados.
Aquella etapa fue decisiva en su espiritualidad; la situación civil
en Líbano, en general, bajo el régimen Otomano fue tan difícil como la
de la Iglesia maronita y la de su Orden.
Su lema: "El más inteligente es el que puede salvar su alma",
que no cesó de repetir a sus hermanos de comunidad. Pasaba días y
noches en adoración eucarística; gran amante de la Virgen, rezaba
incesantemente el Rosario.
Tenía especial devoción al misterio de la Inmaculada Concepción
–dogma que la Iglesia confirmó en 1854-; fundó 16 altares consagrados a
la Madre de Dios, uno de los cuales, en el monasterio de Kfifan, fue
llamado tras su muerte "Nuestra Señora de Hardini".
A los 43 años de edad, fue nombrado por la Santa Sede
Asistente General de la Orden durante tres años, por su celo en la
observancia irreprensible de las reglas monásticas. Dos veces más se le
confió esta tarea.
Sin embargo, por su humildad rechazó ser nombrado Abad General. En el
ejercicio de su cargo en la Orden se mantuvo suave en las palabras y en
el modo de actuar. Residía con otros asistentes del Padre General en el
monasterio de Nuestra Señora de Tamich, la Casa General de la Orden,
pero no dejó de acercarse al monasterio de Kfifan para la enseñanza,
para su trabajo de encuadernación, realizado en espíritu de pobreza, con
especial atención a los manuscritos litúrgicos.
Tras diez días de agonía, murió el 14 de diciembre de 1858 a los 50
años de edad con un icono de la Virgen entre sus manos e invocándola:
"Oh, María, os confío el alma mía".
Sus hermanos de comunidad percibieron una luz resplandeciente en su celda y el perfume que la inundó durante varios días.
Su causa de beatificación se presentó en Roma en 1926 junto a la del
monje Charbel (canonizado en 1977) y la de santa Rafqa, monja libanesa
maronita canonizada en 2001.-Nimatullah Al-Hardini fue beatificado el 10
de mayo de 1998.
El pueblo de Nimatullah es un pueblo que ha vivido siempre en su
historia una Semana Santa continua. Y para vencer la desesperación, ha
seguido el camino de la esperanza.
La canonización de Nimatullah (hoy 16 mayo 2004) es una carta
abierta dirigida al Líbano, que ha sufrido mucho, y a los libaneses, que
tienen necesidad de paz, y a la martirizada tierra de Oriente Medio.
Oremos
Tú, Señor, que concediste a san Nimatullah Al – Hardini el don de
imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a
nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo
fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos
propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.
Artículo publicado originalmente por evangeliodeldia.org
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