El arzobispo presidió las celebraciones en las que la
Archidiócesis homenajea a todos los que cumplen este año 60, 50 y 25
años de ordenación sacerdotal
El clero diocesano de Santiago festejó hoy a su patrón, San Juan de
Ávila, una cita que la Iglesia compostelana aprovecha también para
homenajear a los sacerdotes que cumplen 60, 50 y 25 años de su
ordenación. En la Eucaristía que presidió en la catedral compostelana el
arzobispo, monseñor Julián Barrio, aseguró que “ser sacerdote es una
tarea ardua, pero gratificante porque permite unir la tierra al cielo,
la muerte a la vida, la historia a la eternidad”. El titular de la
Archidiócesis dijo también a su presbiterio que “si la vida humana está
envuelta en el misterio, la vida de un sacerdote es una concentración de
misterio. Es posible vivirla solamente a la sombra de la fe, envueltos a
veces en el silencio de Dios”. Monseñor Barrio les pidió que no
sometiesen “el ministerio sacerdotal a las ideologías” y que trabajasen
para que “no nos esclavice la mediocridad que es “la arterosclerosis del
espíritu”.
Los actos de esta celebración habían dado comienzo con una conferencia sobre La misericordia de Dios en San Juan de Ávila,
a cargo del obispo emérito de Barbastro-Monzón, monseñor Alfonso Milián
Sorribas, que pronunció en el Aula Magna del Instituto Teológico
Compostelano (ITC). Al acabar la Eucaristía presidida por monseñor
Julián Barrio, los sacerdotes presentes compartieron una comida de
confraternidad en el comedor monumental del edificio del Seminario Mayo,
en San Martín Pinario. En el curso de esta comida se celebró el
homenaje a los sacerdotes que cumplen este año sus bodas de diamante,
oro y plata sacerdotales.
En su homilía de la Eucaristía en la catedral, el arzobispo
compostelano mostró su agradecimiento a todos los sacerdotes por la
labor que desempeñan; les pidió que agradecieran a Dios el don de
“servirle en su presencia”; y les recordó la figura de San Juan de
Ávila, “icono actual de sacerdote, que encontró la fuente de su
espiritualidad en el ejercicio de su ministerio, siendo un enamorado de
la Eucaristía y fiel devoto de la Virgen, conociendo la cultura de su
tiempo, viviendo en comunión la amistad, la fraternidad sacerdotal y el
trabajo apostólico, y animando las vocaciones sacerdotales, religiosas y
laicales”.
Como se sabe, San Juan de Ávila (1500-1569), patrono del clero
secular español, destacó por su santidad de vida y por su celo
apostólico. Fue pionero en la creación de centros de formación
sacerdotal, anticipándose al Concilio de Trento, que decretó la creación
de los Seminarios Diocesanos. La sabiduría de su magisterio hizo que el
Papa Benedicto XVI lo proclamase Doctor de la Iglesia en el año 2012.
El arzobispo pidió además a todos los fieles que fuesen cercanos “aos
vosos sacerdotes coa oración e co apoio, especialmente nas
dificultades, para que sexan cada vez máis Pastores segundo o corazón de
Deus”.