“Todos tenemos enemigos”, admite el papa Francisco. Hay que comenzar
por pequeños pasos. “Yo sé aquel me ha calumniado, que ha dicho cosas
feas de mí”. Les sugiero: tómense un minuto, digan a Dios Padre: “Aquel o aquella es tu hijo, es tu hija: cambia su corazón”.
El Pontífice enseñó la oración por los enemigos durante la homilía
del domingo 19 de febrero en su visita a la parroquia de Santa María
Josefa del Corazón de Jesús (Castelverde di Lunghezza), ubicada en el
este de la periferia romana.
¿Tienes un enemigo? “Bendícelo, bendícela”. “Esto se llama rezar por los que no nos quieren, por los enemigos.
Se puede hacer con sencillez. Tal vez el rencor quedará, pero nosotros
estamos haciendo un esfuerzo para seguir el camino de este Dios, así de
bueno, misericordioso, santo y perfecto que hace surgir el sol sobre los
malos y sobre los buenos… un Dios para todos y que es bueno para
todos”.
“¿Nosotros rezamos por los que matan a los niños en la guerra?
Es difícil, es muy lejano, pero debemos aprender a hacerlo. Para que se
conviertan. ¿Nosotros rezamos por aquellas personas que están más cerca
de nosotros y nos odian o nos hacen daño?, preguntó Francisco.
“¡Eh, padre, es difícil! ¡Yo tengo ganas de cogerlos por el
cuello!…”. “Reza”, recomendó. “Reza para que el Señor cambie sus vidas”,
indicó. La oración es el antídoto contra el odio, contra las
guerras, estas guerras que comienzan en casa, que inician en los
barrios, que tienen origen en las familias…”. Familias divididas por el odio sea por una herencia o por relaciones rotas. “Rezar por la paz”.
“La oración es potente, la oración vence el mal, la oración lleva a la paz”, reafirmó. Les pido, por favor, experimentar: todos los días hacer una oración.
“Ah, este no me quiere, pero Señor, te pido…”. Uno al día. ¡Así se
vence (el odio), así iremos sobre el camino de la santidad y de la
perfección. Así sea!”.
El programa de vida cristiana…
En otro momento, explicó que el programa de vida cristiana es simple:
“Sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está
en el Cielo. (Mt 5,48)”, expresó. ¿Cuál es el camino para la santidad,
cuál es el camino para convertirse en santos? Jesús lo explica con cosas
concretas”, abundó.
No a la venganza. “Ustedes han oído que se dijo:
«Ojo por ojo y diente por diente». Pero yo les digo: No resistan al
malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha,
ofrécele también la otra”, (Mt 5,38 a 39). “Si tengo en el corazón
resentimiento por algo que alguien me hizo a mí y yo quiero tomar
venganza, esto me pone fuera del camino de la santidad”.
No es cristiano decir: ¡Me la pagarás! El Papa reiteró su mensaje sobre el lenguaje que debería tener un cristiano. “¡Nada de venganza, nada de rencor!”.
“El camino del perdón, de olvidar las ofensas”.
Responder a los insultos, las peleas, las cosas malas que nos hagan los
demás con la oración. “Pero ese me hace la vida imposible…’ ‘Esa vecina
de allá hace chismes sobre mí’. También yo haré habladurías’. No. ¿Qué
dice el Señor? “Reza por ella”- ¿Pero por ella debo rezar? “¡Sí! Reza
por ella”.
Es feo el rencor. ¿Te dan una bofetada y pones la
mejilla derecha? Pon también la otra. “El mal se vence con el bien, el
pecado se vence con esta generosidad, con esta fuerza… ¡Todos sabemos
que no es una cosa pequeña. ¡Las grandes guerras nosotros las vemos en
los noticieros, en los periódicos! Esta masacre de gente de niños…
cuánto odio. Es el mismo odio, es el mismo que tienes por ese pariente o
esa suegra”.
Perdonar, camino de la santidad. “La
venganza destruye familias, amistades, barrios”, “destruye todo”.
Perdonar “aleja de las guerras”. “Si todos los hombres y las mujeres del
mundo aprendieran esto, no existirían las guerras”. “La guerra comienza
aquí, en la amargura, en el rencor, en el deseo de venganza, de
hacérsela pagar”.
Amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44). ¿Pero, si yo
no puedo amar a esa persona? Entonces reza por ella, es el consejo del
papa Francisco. ¿Cómo puedo rezar por quien me hace daño? “Sí, para que
cambie de vida, para que el Señor lo perdone. “Esta es la grandeza de
Dios”, misericordioso y con un corazón grande. Ser misericordiosos con
quienes nos hacen daño, abundó.
La santidad es simple: Perdonar, misericordia y oración por los enemigos.
“Un hombre y una mujer que hacen esto, merecen la canonización”. “Así
de simple es la vida cristiana. Les sugiero iniciar desde lo poco”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Aleteia