Particularmente en estos últimos decenios, han surgido en todo el mundo diversos movimientos carismáticos que han experimentado la «renovación en el Espíritu Santo». ¿De qué modo esta experiencia puede extenderse a toda la comunidad eclesial? ¿Cómo puede y debe vivir cada cristiano la «sobria embriaguez del Espíritu?
La experiencia carismática no tiene fundador, como tienen otras realidades eclesiales; ni tampoco un carisma concreto que continuar. Lo que la caracteriza es su propia aportación a la renovación de la estructura normal de la existencia cristiana, que, por naturaleza, es una existencia «en el Espíritu».

Por ello es importante que continúen ciertas expresiones de la realidad carismática, como los grupos de oración o la Efusión del Espíritu, ya que las personas que viven estas experiencias de forma verdadera transmiten después dicho «fuego» por doquier, en la familia, en la parroquia, en su lugar de trabajo… Cuando uno ha contraído la «enfermedad» del Espíritu Santo la transmite después, porque es, verdaderamente, una enfermedad contagiosa.
Raniero Cantalemessa
Recovación Carismática Católica

    Web oficial de San Juan de Ávila

    Sobre San Juan de Ávila