«Vino a los suyos... y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio el poder de ser hijos de Dios» (Jn 1, 11-12)
Dios vuelve a comenzar desde Belén, desde un niño. Ahora Dios no crea al hombre del polvo de la tierra, sino que se hace Él mismo polvo, niño de Belén.

    Contemplamos el Misterio del Dios hecho carne muy unidos a vosotros, nuestros compañeros de camino, amigos y colaboradores de Comunidade Caná: familias con las que compartimos Encuentros, Jornadas de Formación, Escuelas de Familias, Talleres; novios y matrimonios a los que acompañamos; hermanos y hermanas en la oración y el apostolado; sacerdotes, pastores y responsables implicados con nosotros en una conversión pastoral... ¡Todos, discípulos-misioneros en comunidad!
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