
“El Papa dice frecuentemente que nosotros queremos una ‘capilaridad’,
es decir, que el Evangelio llegue a todas las partes, que no exista
ningún pequeño lugar a donde no llegue la luz del Evangelio, porque sino
de lo contrario el Evangelio se convierte en luz para pocos y esa no
era la idea de nuestro Señor Jesucristo, debe llegar también en donde
están los más pobres, en donde están los más sucios”.
Durante las intervenciones de los padres sinodales se ha hablado
también sobre el camino gradual de conversión de las personas y cómo la
Iglesia debe tener en cuenta al llevar a cabo su pastoral familiar.
Concepto que el Papa Francisco abordó en su exhortación apostólica ‘la alegría del Evangelio’.
“También el Santo Padre en Evagelii Gaudium ha hablado del ‘bien
posible’. Existe el ‘ideal’ que nosotros queremos tanto y que no
queremos debilitar pero también está la realidad concreta de las
personas, que a veces no pueden llegar todavía a este ideal de
perfección pero tienen la posibilidad de crecer hacia un bien posible”.
“El Papa ha insistido en Evangelii Gaudium que nosotros pastores
debemos favorecer este ‘bien posible’ a pesar de correr el riesgo de
‘mancharnos con el fango’ del camino. Entonces, nosotros no podemos
olvidar nunca esta idea de ‘gradualidad’ por las diversas situaciones
que encontramos en las familias”.
Por último, monseñor Fernández reveló algunos aspectos del trabajo
del Cardenal Bergoglio en Aparecida que permiten comprender también al
Papa Francisco en este Sínodo extraordinario.
“En el CELAM me admiró, me produjo mucha admiración el modo de
trabajar del entonces Cardenal Bergoglio, porque él estaba preocupado
porque quería que hubiera un ambiente de mucha participación ahí en
Aparecida. Muchos decían que en la anterior conferencia en Santo Domingo
ya había una serie de líneas que bajaban desde arriba y que había que
seguir esas líneas y no se podía hablar demasiado.
“Entonces, se reclamaba una especie de renacimiento de la Iglesia
latinoamericana en su libertad de trabajo y de producción, etc. Por eso,
el entonces Cardenal Bergoglio no quería que se partiera de un texto
previo, sino que todos hablaran con absoluta libertad en las comisiones y
que poco a poco se fueran encontrando los consensos y él decía: ‘si no
hay tiempo de redactar un documento, no se hará, pero tenemos que
trabajar así’”.
“En esos grupos y comisiones se discutía también con mucha libertad y
fueron surgieron textos de cada una de las comisiones. Hubo después muy
poco tiempo para hacer el documento de Aparecida, por eso, es un
documento muy heterogéneo, literariamente hay que disculparle muchos
defectos a ese documento pero la grandeza de ese documento es que es el
resultado de un debate real, de discusiones reales donde se recogieron
los consensos que se fueron logrando poco a poco”.
“Es posible que él no esté demasiado preocupado si este Sínodo no
produce nada extraordinario o que todo el mundo aplauda porque él
siempre piensa que el tiempo es superior al espacio, que las cosas se
van gestando lentamente, que lo que interesa es iniciar procesos más que
querer forzar decisiones y esos procesos producirán frutos en el
momento adecuado”.