REBELDES
Una aldea de Vietnam cuenta con una estatua de Buda de unos 14 metros fabricada en bronce. Durante la guerra con los EE.UU., los habitantes del lugar le pedían, le rezaban, para no ser derrotados. No funcionó. Decidieron quitarle las ofrendas durante unos meses, para que el metálico señor accediese a sus deseos. ¡Buf!
Conozco a un evangélico que nos acusa de haber practicado la “religión”, pero no el verdadero culto a Dios. Si pretende echar por tierra toda superstición, idolatría o falsedad en lo que se refiere al trato con Dios, entonces acierta. Pero “cargarse el culto”, sin más, no parece lo más “culto”. Dios se merece lo mejor. Por dentro y por fuera.
En la moneda del César figuraba su cara impresa. En el corazón humano, la huella de nuestro Creador y Padre amoroso. Por eso a Dios le debemos todo; no sólo un trocito de nuestro tiempo o nuestras energías. Por eso, en santa rebeldía interior, nunca nos arrodillaríamos ante nadie más. Por eso le damos al Señor la prioridad; nada compite con Él. Como un amor irrefrenable que apasiona a dos tortolitosadolescentes.
Pero hoy en día, no resulta fácil. Como en cualquier otra época. Porque “lo del César” nos agobia: llegar a fin de mes; cientos de avances y novedades donde dispersarse… El Domund nos recuerda que la evangelización está dirigida y animada por el Espíritu Santo. Y que la Iglesia no tiene otra misión que la de dar a conocer el amor de Dios. Y no principalmente desde los libros o el despacho; ni sólo desde los púlpitos. Al estilo misionero. Codo con codo. Que invitemos a ser el orgullo de Papá.