Miles de peregrinos acudieron a la Basílica de San Pedro después de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII para rezar ante sus tumbas. 

De rodillas o de pie, personas de todas las edades y nacionalidades se han detenido en la Capilla de Juan Pablo II, donde ya se lee la palabra "Sanctus”. Cada uno llevaba consigo una petición.

"Le he rezado porque es el santo de las familias. Así que le he pedido por mi familia y también por mi futuro. Para que encuentre una buena mujer, sea capaz de educar bien a mis hijos y pueda construir una familia fuerte con mucha fe”.

Y aunque mucha gente también quería rezar ante Juan XXIII, no ha sido tan fácil. Aun así, muchos peregrinos, sobre todo los italianos, han recibido del "Papa Bueno” todo lo que desean.

"Había demasiada confusión, pero yo siempre recuerdo su famosa frase: "Cuando lleguéis a casa, dad una caricia a vuestros hijos”. Se me pone la piel de gallina: es muy bonito”.

La basílica cerrará sus puertas a las nueve y media de la noche. Hasta entonces, se espera que miles de personas busquen tener un momento de intimidad cerca de los dos nuevos santos.

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