La Iglesia tiene como misión predicar el Evangelio por el mundo y así lo hace a través de miles de católicos que, movidos por el amor y la gracia de Dios, difunden su Palabra. Esta labor repercute en beneficio de todos.

En España, la Iglesia se divide territorialmente en 69 diócesis, divididas a su vez en parroquias (22.815). A ellas se suman Órdenes y Congregaciones religiosas (13.000), Monasterios de Clausura (879) y miles de Cofradías, Hermandades, etc. Se unen a éstas otras Instituciones y Organismos Supradiocesanos como las Universidades Pontificias, católicas, etcétera.


Detrás de todas ellas se encuentran cientos de miles de personas que  en comunión con la Iglesia y la Palabra de Dios trabajan cada día por hacer el bien al prójimo. Todas estas entidades operan con la autonomía que les reconoce la normativa canónica. No existe por tanto un único órgano de decisión, ni el ámbito organizativo ni en el económico.

El dinero que la Iglesia recibe no proviene de los Presupuestos Generales del Estado sino de la voluntad libre de los contribuyentes al marcar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Todos los meses el Estado da algo más de 13 millones de euros pero es a cuenta del dinero del resultado del IRPF.

Es incorrecto decir que el Estado subvenciona a la Iglesia porque si ningún contribuyente marcara la X de la Iglesia en la Declaración de la Renta, la Iglesia no recibiría nada por esa vía.

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