Estás confinado. No puedes
relacionarte físicamente con personas de fuera de tu núcleo familiar.
Tal vez no sales a trabajar porque has perdido tu trabajo o no se te
permite abrir tu negocio. Todo son gastos. ¿Cómo vas a poder
afrontarlos? La incertidumbre y la impotencia pueden contigo. ¿Tu
cónyuge puede disfrutar de un sueldo? Aceptar su momentánea dependencia
económica, sin duda, os unirá más como pareja. Contar también con los
hijos, además de ayudarte a ser creativo, te permitirá sentirte apoyado y
disfrutar de ellos como un regalo.
Es tanto lo que recibimos del Señor para que lo disfrutemos (1 Tim.
6,17), que a veces la tristeza tiene que ver con la ingratitud, con
estar encerrado en sí mismo que uno se vuelve incapaz de reconocer los
regalos de Dios (Francisco, La alegría del Evangelio, 126)
Estad alegres aunque de momento tengáis que pasar por pruebas diversas (1 Pe 1, 6)
pastoralsantiago.es
Foto: Miguel Castaño